Miss Miller. Postal de mi abuelo Ángel 1906
... la cerviz. Demasiadas. Como adopcionismo o abadengo. Decirte entonces... ab aeterno (si no fuera posible)... empeñado en hacerme sólido.... Decir adiós... ¡Eh, tú, adiós! que es lo mismo que decir, Con Dios. Me comenta mi hija que le parece increíble la creencia religiosa. La fe. ¿Qué le diría la abadesa? O Santo Tomás de Aquino. Abarcaría yo con las manos un trozo de polen y le haría ver lo que nunca he visto. Intentaría entender junto a ella lo incomprensible para mí desde aquí. No desde la fe. Abarloaría mi nave atea a la nave de los Creyentes. Una pila bautismal. Iluminaría con la menorá ideas antiguas, tan antiguas,,,
...Abajar para abarbetarse a la tierra, esta pobre tierra, temblorosa y meteroritos. Diluido en la francachela de hablar de Potencias, Seres Intermedios, Demiurgos y Constelaciones listas para ejercer su influjo sobre el corazón de un hombre. O temblaría por un abrazo que se va a dar cuando termine estas frases como si éste fuera el ázigo que permitiera que mi sangre no empozoñara más de lo necesario. No sé, descubriría la ación y la ausencia de periantio y aclamaría a unos cuantos que trasnochan en una oración equinoccial.
... un puentecillo con mínima acitara afrescado en un muro de las afueras.
... que me nombraran agá
... político debería ser el que manda obedeciendo (definición que escuche ayer de un profesor de Ciencias Políticas...)
... agáchate con agallas. Agalbánate. La noche ya ha caído. Y mañana todavía es febrero.
... ¿Te acuerdas de los afrikáners? Dicen que tenían los mejores afustes de toda el África meridional. No llores por eso. Alguien escribe un día tonterías y respondes con gratitud.
... ¡que viene la agachona! Ante tal hecho sentimiento de profunda inclinación o apego a una persona cuyo bien se desea como propio y cuya compañía y cuya benevolencia se sienten como motivos de dicha. Trato dulce o suave. Rasguea la guitarra. Empieza por el bordón que quiero que el asunto sea grave. Mírame a los ojos y bésame los labios con la delicadeza del copo al declinar en el musgo. Luego llévame al areópago y que juzguen mis pretensiones. Sólo ruego a los dioses que Platón no se encuentre entre las personas dignas de crédito. Quiera Hermes que de su sandalia alada se desprenda arenilla que caiga en los ojos del filósofo y haya de ponerse agua de manzanilla para calmar el escozor.
... ¿Morderás la piel? ¿Mantendrás el tipo hasta el final? ¿Creerás a pies juntillas que es askenazi? Toma asiento. Junta las manos. No permitas que la opresión en el pecho se convierta en el asidero de la otra orilla. La otra orilla.
A 16 de febrero de 2013
...Abajar para abarbetarse a la tierra, esta pobre tierra, temblorosa y meteroritos. Diluido en la francachela de hablar de Potencias, Seres Intermedios, Demiurgos y Constelaciones listas para ejercer su influjo sobre el corazón de un hombre. O temblaría por un abrazo que se va a dar cuando termine estas frases como si éste fuera el ázigo que permitiera que mi sangre no empozoñara más de lo necesario. No sé, descubriría la ación y la ausencia de periantio y aclamaría a unos cuantos que trasnochan en una oración equinoccial.
... un puentecillo con mínima acitara afrescado en un muro de las afueras.
... que me nombraran agá
... político debería ser el que manda obedeciendo (definición que escuche ayer de un profesor de Ciencias Políticas...)
... agáchate con agallas. Agalbánate. La noche ya ha caído. Y mañana todavía es febrero.
... ¿Te acuerdas de los afrikáners? Dicen que tenían los mejores afustes de toda el África meridional. No llores por eso. Alguien escribe un día tonterías y respondes con gratitud.
... ¡que viene la agachona! Ante tal hecho sentimiento de profunda inclinación o apego a una persona cuyo bien se desea como propio y cuya compañía y cuya benevolencia se sienten como motivos de dicha. Trato dulce o suave. Rasguea la guitarra. Empieza por el bordón que quiero que el asunto sea grave. Mírame a los ojos y bésame los labios con la delicadeza del copo al declinar en el musgo. Luego llévame al areópago y que juzguen mis pretensiones. Sólo ruego a los dioses que Platón no se encuentre entre las personas dignas de crédito. Quiera Hermes que de su sandalia alada se desprenda arenilla que caiga en los ojos del filósofo y haya de ponerse agua de manzanilla para calmar el escozor.
... ¿Morderás la piel? ¿Mantendrás el tipo hasta el final? ¿Creerás a pies juntillas que es askenazi? Toma asiento. Junta las manos. No permitas que la opresión en el pecho se convierta en el asidero de la otra orilla. La otra orilla.
A 16 de febrero de 2013