Asbesto significa en griego "inextinguible" y es piedra. Es en todo semejante al amianto, o alumbre de pluma, formada por unas hebras inextinguibles.
Se habla de una sal en Agrigento, en Sicilia, que se diluye en presencia del fuego como si éste fuera agua.
Hay en la región de los garamantas una fuente que de día está tan fría que no se puede beber, y de noche tan hirviente que no se la puede tocar. En el Epiro hay otra fuente en la que las antorchas encendidas -como ocurre con las otras fuentes- se apagan; pero las apagadas -esto ya no ocurre con las demás fuentes- las enciende.
En Egipto se da una higuera cuyo tronco, en lugar de flotar como los demás troncos, se sumerge; pero aún hay más: después de llevar algún tiempo en el fondo del agua, sube a la superficie, cuando debería haber aumentado de peso al empaparse.
En Persia se da la piedra llamada selenita, cuya blancura interior crece y mengua al compás de la luna.
En Capadocia las yeguas son preñadas por el viento y sus crías no viven más de tres años (suspiros sus vidas son).
Ocurre en Hispania que los mesetanos echan de menos a sus mujeres muertas cuando están aún vivas.
Los habitantes de Capera celebran la llegada del invierno cociendo a fuego lento, en una gran olla de barro, a la pareja más vieja del lugar para que la oscuridad no los deje helados.
En la actualidad, en el pueblo serrano de Galapagar, se dice que un hombre de más de cincuenta años se aparece en las noches de luna nueva bajo la ventana de una mujer querida y la guarda del asalto de las miasmas. Cuando llega la primera luz aulla, como lobo viejo, despliega unas alas de búho y se diluye en la niebla que se crea cerca del pantano de Valmayor convirtiéndose, con el primer rayo directo del sol, en mejillón tigre .
Hay un templo dedicado a Venus con un candelabro que tiene una lámpara que arde al aire libre y no la apagan ni los vientos ni las lluvias y por eso se la llama la lámpara inextinguible.
Se habla de una sal en Agrigento, en Sicilia, que se diluye en presencia del fuego como si éste fuera agua.
Hay en la región de los garamantas una fuente que de día está tan fría que no se puede beber, y de noche tan hirviente que no se la puede tocar. En el Epiro hay otra fuente en la que las antorchas encendidas -como ocurre con las otras fuentes- se apagan; pero las apagadas -esto ya no ocurre con las demás fuentes- las enciende.
En Egipto se da una higuera cuyo tronco, en lugar de flotar como los demás troncos, se sumerge; pero aún hay más: después de llevar algún tiempo en el fondo del agua, sube a la superficie, cuando debería haber aumentado de peso al empaparse.
En Persia se da la piedra llamada selenita, cuya blancura interior crece y mengua al compás de la luna.
En Capadocia las yeguas son preñadas por el viento y sus crías no viven más de tres años (suspiros sus vidas son).
Ocurre en Hispania que los mesetanos echan de menos a sus mujeres muertas cuando están aún vivas.
Los habitantes de Capera celebran la llegada del invierno cociendo a fuego lento, en una gran olla de barro, a la pareja más vieja del lugar para que la oscuridad no los deje helados.
En la actualidad, en el pueblo serrano de Galapagar, se dice que un hombre de más de cincuenta años se aparece en las noches de luna nueva bajo la ventana de una mujer querida y la guarda del asalto de las miasmas. Cuando llega la primera luz aulla, como lobo viejo, despliega unas alas de búho y se diluye en la niebla que se crea cerca del pantano de Valmayor convirtiéndose, con el primer rayo directo del sol, en mejillón tigre .
Hay un templo dedicado a Venus con un candelabro que tiene una lámpara que arde al aire libre y no la apagan ni los vientos ni las lluvias y por eso se la llama la lámpara inextinguible.