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me iré y habrá una última palabra que cruzará mi mente ajena a mí como si la mente fuera una carretera secundaria que va a morir junto al mar
me iré hacia los otros lados, sí, lo escribiré, a través de los espejos, donde renacen las esperas, lo que un día deseé, lo que se vio frustrado
me iré algo airado como si ni siquiera al final hubiera aceptado que la vida era esto. Sentiré el frío de la estepa. El frío, pienso, es un mal innecesario. Hay tanta, tanta in-necesidad. ¿Dónde podría…?
me iré y la figura se irá desvaneciendo como, sin queja, se desvanece el atardecer en noche cada día
me iré y dejaré arreglados los asuntos formales
me iré y dejaré en manos de buenas personas a mi perro
me iré pronto, mucho más pronto de lo que yo mismo preparo
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