Lo está escuchando y te va a decir, Pequeña luna rodeada de un negro negrísimo. Porque ya han empezado los fríos lo está escuchando y porque suena en el ángulo superior izquierdo de la mesa la resonancia de la última nota del bajo. Porque lo está escuchando se alienta y se dice, Lo mejor es una idea peregrina que va o viene según los días. Ahora se ha absuelto de sus propios pecados, el mayor de los cuales suele ser para él la ridiculez. Lo va a volver a escuchar ahora y seguro que te dirá, Había unas fluctuaciones en ese negro negrísimo que casi derivaban en un intenso gris sin llegar a serlo. Eso te dirá cuando todo haya pasado y el invierno -reverso del verano- acoja en sus vahos ese deseo chico que a veces se puede atrapar entre las manos y también te dirá cuando llegue a la cueva que le espera, La sal no siempre es blanca. Ahora que lo escucha se siente como a salvo aunque no sepa muy bien de qué se está salvando ni tampoco tenga especial interés en descubrirlo. Sólo sabe que lo escucha, que lo está escuchando y que nada ni nadie podrá arrebatarle este momento tan ágil y fugaz como cualquier otro.