Escucho hace unos días a un señor en una conferencia en la que trata los temas de esta corriente new age del vivir, tipo El Poder del Ahora o El Secreto. Era un tipo calvo, con gafas, delgado, que se decía muy tranquilo y feliz de estar allí, en una profunda relajación, tras haber sufrido la bendición, un año antes, de quedarse en coma y casi morir por una equivocación médica. Lo curioso es que el buen señor sudaba como un pollo mientras desgranaba una tras otra recetas para vivir (o más que vivir para no calificar como dolor o sufrimiento ninguna de las circunstancias de la vida). Todo es una oportunidad. Todo es bendito. Y mientras desgranaba estos lugares comunes en una sociedad donde la muerte de Dios nos ha dejado huérfanos de sentido de la vida, repetía, de vez en cuando, con un orgullo extraño, que él que antes escribía ya no lo hacía. Ya no escribo, dice. ¡Pero hay que ver lo que habla el buen señor! pienso yo.
Lo curioso es que para terminar su conferencia, antes de pasar al coloquio, dice: Ya no escribo pero he escrito este folio, es sólo un folio, para terminar con la parte expositiva. Y va y lee, eso sí para todos vosotros y vosotras (siempre vosotros y vosotras, nunca vosotras y vosotros. No soporto la corrección política, el pensamiento unificador, ése que dice: el lenguaje es sexista. ¿Cómo puede ser sexista un lenguaje? Recomiendo un artículo de Ignacio Bosque: Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer) un texto que no merece el más mínimo comentario, excepto el de que era un texto escrito. ¿A qué entonces tanto orgullo... majadero por haber dejado de escribir? ¿Qué tiene de poco espiritual el escribir? Y si lo que quiere este buen señor es hacerse una cura de silencio, que se calle... del todo. Schchssst.
¡Qué difícil por sencilla es la verdad!
Lo curioso es que para terminar su conferencia, antes de pasar al coloquio, dice: Ya no escribo pero he escrito este folio, es sólo un folio, para terminar con la parte expositiva. Y va y lee, eso sí para todos vosotros y vosotras (siempre vosotros y vosotras, nunca vosotras y vosotros. No soporto la corrección política, el pensamiento unificador, ése que dice: el lenguaje es sexista. ¿Cómo puede ser sexista un lenguaje? Recomiendo un artículo de Ignacio Bosque: Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer) un texto que no merece el más mínimo comentario, excepto el de que era un texto escrito. ¿A qué entonces tanto orgullo... majadero por haber dejado de escribir? ¿Qué tiene de poco espiritual el escribir? Y si lo que quiere este buen señor es hacerse una cura de silencio, que se calle... del todo. Schchssst.
¡Qué difícil por sencilla es la verdad!