Ogro

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/02/2025 a las 17:37

Pieza teatral en una sola escena


La ninfa Galatea. Rafael. h. 1512-1514

Garganta entre montañas. Sopla helador y tenebroso el Bóreas. Grandes masas de piedra se alzan sobre la garganta. Son montañas escarpadas, profundamente verticales, cuyas paredes de tan lisas se dirían de cristal y tan elevadas que la vista no alcanza la cima más alta de sus picos; es la hora de la tarde que muere; el cielo ha variado del rosa cursi al carmesí menstrual; se escuchan no muy lejos gruñidos de animales horribles dispuestos a alimentarse de cualquier cosa que huela a carne y un poco más cerca, como si estuvieran a los pies de las encrespadas y lisas montañas, el Ogro escucha el coro de los lobos entonando un miserere; vuelan sobre su cabeza calva buitres y cernícalos y también éstos graznan su hambre, su intención de matar.
El Ogro es un macho de más de doscientos metros de altura y una envergadura de casi ciento cincuenta; es robusto, fiero, espantoso su rostro, afilados sus dientes, roja la esclerótica de sus ojos inmensos y negros como aguas abisales del mar más oscuro; su cuello sería el de veinte toros; las vértebras de su espalda son escamas afiladas ; su torso velludo está recubierto por un exoesqueleto, una especie de coraza color hueso que ningún depredador intuye hasta que intenta clavar sus dientes en él; sus manos no son manos son armas que asesinan; su miembro sexual siempre está enhiesto y este priapismo monstruoso le provoca tal dolor que se pasa la vida haciéndose pajas y corriéndose con la esperanza de que una eyaculación consiga acabar, por fin, con semejante tensión.


El Ogro:
¡Ah, sí! ¡Vaya si lo sé! Se está deshaciendo el muelle y caen a mi alrededor excrementos de gaviota que me recuerdan que la mierda siempre cae del cielo; soplo; me venero; estoy aturdido; desde que me levanto por la mañana; desde que el abrevadero del cerdo está sin agua y lo miro a él perdido y gris al fondo de la cochiquera como si me pidiera que de una puta vez acabe con su vida de cebón; caigo; desisto; quisiera coger el arma que no tengo y meterle una bala por la mitad de la frente -con la delicada exactitud de la suerte que escribiría Chandler- al hombre que un día acabará con los míos; la tarde decae; el hielo se endurece en el suelo; las cimas viejas; las nubes mansas; todo me lleva a levantarme esta noche cuando la madrugada sea una paz que no existe; eso haré; en ese tiempo me levantaré; por muy aturdido; por muy emperifollado; por muy asesino... ¡Ay, Gaia, cómo! ¡Cuándo! ¡Casandra, hazte oír y provoca el milagro de creerte porque en mi mente late un deseo perverso y atractivo de devorar cerebros de canallas, de acabar con la estirpe de los idealistas, de someter a cualquiera que me mire más allá del atardecer! ¡Desde esta garganta clamo a los hombres que vengan a por mí; ruego que no se dejen atemorizar por mi fealdad; crean que yo podría ser -horror necesario- el que acabe con la estirpe de quienes alimentan la estupidez! Voy a bajar la voz (El Ogro baja la voz y al hacerlo ésta se vuelve grave y casi bonita como si con ella envolviera un momento de ternura en el mundo) para decir que mi enormidad es nada y que no necesitáis - vosotros, dioses pequeños en proporción directa al temor que nos tenéis- tenernos amarrados a las laderas de estos colosos; bastaría con que pactáramos unos mínimos, cumpliéramos lo pactado y dejáramos que la vida corriera por nuestras venas el tiempo que nos fuera dado; (de nuevo su voz se va endureciendo, se vuelve más metálica, más aguda, más hiriente) y si no lo hacéis, llegará un día en que uno de nosotros se libere y entonces os juro que de vosotros no quedará ni el recuerdo casi cómico de un mito; os desmembraremos; os quemaremos; os simbolizaremos; olvidaremos el significado del símbolo; os olvidaremos; os olvidaran y al fin un nuevo mundo feo nacerá sin rastro de vuestra fealdad; ¡dejad que la Parca se acerque a vosotros! ¡Dejad que os engulla con gula! ¡Convertíos en savia de vuestro propio infierno y dejad que los niños se acerquen a mí!
 
Teatro | Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/02/2025 a las 17:37 | {0}