Composición IV Wassily Kandinsky. 1911
Me pregunto cómo será vivir siendo elefante en Camboya o vivir utilizando el serbio como lengua. Vivir en serbio ¿cómo será? Eso me pregunto. Vivir como flor de manzanilla; vivir como vive un armadillo; ser la paloma torcaz que ayer utilizó una maniobra de distracción para alejar mi atención de su nido. ¿Cómo será? ¿Cómo me observa entre la enramada de la encina sin que el que sería yo si fuese humano -ahora escribo desde el punto de vista de yo paloma torcaz- se diera cuenta?
Vivir siendo hierba.
Vivir siendo sólo un órgano o parte de un cuerpo: ser la trompa del elefante que habita los bosques de Camboya; ser el páncreas del que vive en serbio; vivir como peristilo de la flor de manzanilla; tener como función aletear en el cuerpo de la mosca; ser intestino de la paloma torcaz; vivir existencia de rizoma de hierba... ¿Cómo? ¿Cómo será?
Me lo pregunto ahora, tan al borde, suponiendo, casi vencido...
Si fuera Oso de la Media Luna o tan sólo pezuña de su mano izquierda.
¿Qué sensaciones? ¿Qué necesidades nuevas tendría? ¿Cuántos signos nuevos a descifrar? Si viviera como sentido del olfato del Oso de la Media Luna.
Vivir buche de buitre.
No, no sólo me hago esa pregunta (debería apuntar las otras también ahora que truena y el cielo ha oscurecido de golpe).
Vivir como lo más amado por alguien ¿cómo será?
Más allá: ser el sonido de una orquesta; la música que alegra a alguien cuando la escucha.
Vivir la existencia de una risa franca, la risa que suele provocar el mundo cuando te hace un regalo.
Esa risa tan ligera
como la brisa que queda
junto a la orilla del mar.