1.- Amar es una invención, una intuición (mirar etimología de intuir).
1.1.- El amor es artificial. Por medio de una serie de palabras se introduce en la mente del niño la esencia del amor. Desde entonces el niño ama.
1.1.1 El amor del niño es incondicional.
1.2 El amor que otorga el adulto (realmente sería el amor que otorga la madre pero existe un prurito modernista en estas elucubraciones, un querer ser moderno, un aceptar que El Estado ha vencido en su batalla a La Familia que me hace inclinar la cerviz ante la posibilidad de que no sea únicamente el amor de la madre, el amor. Consiste esta claudicación en desatender el instinto que nos avisa de que el macho no es ser amante. Lo acepto a priori) no es incondicional. La primera condición del amor adulto es la del cumplimiento de las expectativas puestas en el objeto del amor -en este caso el niño-.
2.- El primer acto del amor incondicional es el abrazo. El cuerpo que se abraza a otro cuerpo. El calor de la sangre en la piel. La satisfacción de estar junto, en, dentro de, el otro (este efecto está muy bien conseguido en una anuncio de preservativos Durex en el que los cuerpos de los amantes parece fundirse).
2.1.- En el abrazo de amor incondicional, del niño al seno de la madre, el gozo marca para siempre la memoria de placer. El placer tendrá como culmen, siempre, el abrazo de amor incondicional.
3.- El amor -nacido de una salmodia, un conjuro, una fórmula, una oración, un rezo- es en todo semejante a la fe abramánica mediante la cual el sacrificio ciego por el amado es el más alto grado de amar posible. Amar es dar por completo (no sólo darse).
4.- Dijimos en 1.2 que el amor que otorga el adulto no es incondicional. Por lo tanto se pueden dar determinadas circunstancias en que este amor varíe, disminuya e incluso desaparezca.
4.1.- El amor incondicional lo es eternamente pero no es infinito.
4.1.1 Despojado el niño del amor que su madre le concedió con condiciones (las de que cumpliera la expectativas puestas en él), éste, en cambio, no podrá dejar de amarla. La amará eternamente pero no necesariamente sin medida.
4.2 La madre puede despojar al niño de su amor por amor. Esta razón, esencia máxima de la humana contradicción, puede ser entendida por cualquier humano excepto por el niño.
5.- El amor incondicional correspondido es atmósfera de planeta. Protección contra cualquier avatar. Valor en el frío. Calma en el dolor. Consuelo en la pérdida.
5.1.- El amor incondicional no correspondido es agujero de la atmósfera por donde pueden entrar -y de hecho entran- rayos invisibles que queman la piel -la antes abrazada-.
5.1.1.- Desamado, el amante incondicional comenzará su búsqueda en un mundo que -por comparación- siempre le será hostil. Porque nada -ni nadie- podrá siquiera acercarse al grado de amar que sintió en aquel primer abrazo con su amada. En el abrazo a otras buscará el abrazo primero y de esa frustración -al descubrir que el abrazo primero es incomparable- se generará el amor adulto (el basado en la expectativa).
6.- El viaje de la vida sería aceptar el amor incondicional sin condiciones, ni tan siquiera la de volver a sentir el abrazo primero en el aliento último.
1.1.- El amor es artificial. Por medio de una serie de palabras se introduce en la mente del niño la esencia del amor. Desde entonces el niño ama.
1.1.1 El amor del niño es incondicional.
1.2 El amor que otorga el adulto (realmente sería el amor que otorga la madre pero existe un prurito modernista en estas elucubraciones, un querer ser moderno, un aceptar que El Estado ha vencido en su batalla a La Familia que me hace inclinar la cerviz ante la posibilidad de que no sea únicamente el amor de la madre, el amor. Consiste esta claudicación en desatender el instinto que nos avisa de que el macho no es ser amante. Lo acepto a priori) no es incondicional. La primera condición del amor adulto es la del cumplimiento de las expectativas puestas en el objeto del amor -en este caso el niño-.
2.- El primer acto del amor incondicional es el abrazo. El cuerpo que se abraza a otro cuerpo. El calor de la sangre en la piel. La satisfacción de estar junto, en, dentro de, el otro (este efecto está muy bien conseguido en una anuncio de preservativos Durex en el que los cuerpos de los amantes parece fundirse).
2.1.- En el abrazo de amor incondicional, del niño al seno de la madre, el gozo marca para siempre la memoria de placer. El placer tendrá como culmen, siempre, el abrazo de amor incondicional.
3.- El amor -nacido de una salmodia, un conjuro, una fórmula, una oración, un rezo- es en todo semejante a la fe abramánica mediante la cual el sacrificio ciego por el amado es el más alto grado de amar posible. Amar es dar por completo (no sólo darse).
4.- Dijimos en 1.2 que el amor que otorga el adulto no es incondicional. Por lo tanto se pueden dar determinadas circunstancias en que este amor varíe, disminuya e incluso desaparezca.
4.1.- El amor incondicional lo es eternamente pero no es infinito.
4.1.1 Despojado el niño del amor que su madre le concedió con condiciones (las de que cumpliera la expectativas puestas en él), éste, en cambio, no podrá dejar de amarla. La amará eternamente pero no necesariamente sin medida.
4.2 La madre puede despojar al niño de su amor por amor. Esta razón, esencia máxima de la humana contradicción, puede ser entendida por cualquier humano excepto por el niño.
5.- El amor incondicional correspondido es atmósfera de planeta. Protección contra cualquier avatar. Valor en el frío. Calma en el dolor. Consuelo en la pérdida.
5.1.- El amor incondicional no correspondido es agujero de la atmósfera por donde pueden entrar -y de hecho entran- rayos invisibles que queman la piel -la antes abrazada-.
5.1.1.- Desamado, el amante incondicional comenzará su búsqueda en un mundo que -por comparación- siempre le será hostil. Porque nada -ni nadie- podrá siquiera acercarse al grado de amar que sintió en aquel primer abrazo con su amada. En el abrazo a otras buscará el abrazo primero y de esa frustración -al descubrir que el abrazo primero es incomparable- se generará el amor adulto (el basado en la expectativa).
6.- El viaje de la vida sería aceptar el amor incondicional sin condiciones, ni tan siquiera la de volver a sentir el abrazo primero en el aliento último.