Vanitas de Pier Francesco Cittadini
Palabra propia del castellano y el portugués, procedente de un tipo *LAUCU de origen incierto; quizá del árabe ɭɑ́ʋ̰qɑ, ɭɑ́ʋ̰q, femenino y plural del adjetivo ɑ́ɭwɑq 'tonto', 'loco'. 1ª doc.: orígenes del idioma (Berceo); y locura figura ya en El Cid.
Loco es palabra de uso general en todos los períodos literarios de la Edad Media. Desde el principio se halla en sus dos acs. de 'el que ha perdido la razón' [...] y es sumamente frecuente en las Cantigas en el sentido de 'necio', 'imprudente' pero también 'insano' [...]. La naturaleza de los textos medievales hace que la 2ª ac. se encuentre con mayor frecuencia -inexperimentado, boquirrubio en acs. dialectales modernas-.
El vocablo es ajeno a los demás romances aunque ha penetrado como castellanismo en el catalán de Valencia y de algunas otras partes (lloco), y en algunos dialectos de Oc. Las etimologías propuestas presentan todas inverosimilitudes graves.
Glosa primera
Díez identificaba con el italiano a(l)locco, it. dialectal locco, que significa propiamente 'mochuelo', pero también, a veces, 'torpe', 'estúpido', y aún en algún punto 'imbécil', y procede de la onomatopeya del latín tardío Uluccus 'mochuelo o lechuza'; como reconoce Wagner, el cambio semántico se explica por los movimientos torpes y la inmovilidad del mochuelo, más que por el grito del búho, comparable al de un loco que se burla de la gente, según quisiera Rohlfs, o por el grito estridente y de mal agüero del mochuelo; sea como quiera, desde una voz de tal significado es fácil llegar a 'torpe', pero no directamente a 'insano';
Glosa segunda
sin embargo de 'torpe' se puede pasar a 'tonto', y el tránsito de 'tonto' a 'demente' es muy común, de suerte que no hay objeciones semánticas decisivas contra esta etimología. Pero a la forma latina y a las formas italianas correspondería *lôco en portugués y no louco, que según hemos visto es la forma general desde el principio; esta objeción ya da mucho que pensar, aunque es verdad que, siendo voz imitativa, existiría la posibilidad de una variante en la base onomatopéyica. Pero la dificultad más grave, y a mi entender dirimente, es que loco en el sentido de 'mochuelo', 'lechuza' o 'búho', no ha existido nunca en el Península Ibérica.
Glosa tercera
E. Muret propuso partir del nombre del héroe homérico Glaucos que, enloquecido por Zeus, trocó sus armas de oro por las de bronce de Diomedes, diez veces menos costosas; aunque no habría dificultad fonética, la idea ha encontrado muy poca aceptación, pues no se ve por qué camino el nombre de un personaje de la Ilíada, y tan poco conspicuo, pudo popularizarse hasta tal punto en la Península.
Glosa Cuarta
Loco es palabra de uso general en todos los períodos literarios de la Edad Media. Desde el principio se halla en sus dos acs. de 'el que ha perdido la razón' [...] y es sumamente frecuente en las Cantigas en el sentido de 'necio', 'imprudente' pero también 'insano' [...]. La naturaleza de los textos medievales hace que la 2ª ac. se encuentre con mayor frecuencia -inexperimentado, boquirrubio en acs. dialectales modernas-.
El vocablo es ajeno a los demás romances aunque ha penetrado como castellanismo en el catalán de Valencia y de algunas otras partes (lloco), y en algunos dialectos de Oc. Las etimologías propuestas presentan todas inverosimilitudes graves.
Glosa primera
Bulle en este sábado precristiano el cocimiento de la melancolía (bilis negra, inundadora de cerebros, masturbadora de obsesiones, mala madre). La salvación es un flujo enrevesado y aunque sienta -el Hombre loco también tres siglos atrás- en sus manos su poder, roe el centro el no saber, hasta ayer, que la palabra 'ilación' es sin h.
Rueda la fortuna en su rueda carnal. Canta un viejo payaso canciones nuevas. La mano hace acordes y desacuerdos. Ha dejado de ser, en este sábado precristiano, un aguacero el mundo. No puede pedir. No puede.
Rueda la fortuna en su rueda carnal. Canta un viejo payaso canciones nuevas. La mano hace acordes y desacuerdos. Ha dejado de ser, en este sábado precristiano, un aguacero el mundo. No puede pedir. No puede.
Fin glosa primera
Díez identificaba con el italiano a(l)locco, it. dialectal locco, que significa propiamente 'mochuelo', pero también, a veces, 'torpe', 'estúpido', y aún en algún punto 'imbécil', y procede de la onomatopeya del latín tardío Uluccus 'mochuelo o lechuza'; como reconoce Wagner, el cambio semántico se explica por los movimientos torpes y la inmovilidad del mochuelo, más que por el grito del búho, comparable al de un loco que se burla de la gente, según quisiera Rohlfs, o por el grito estridente y de mal agüero del mochuelo; sea como quiera, desde una voz de tal significado es fácil llegar a 'torpe', pero no directamente a 'insano';
Glosa segunda
Cada mochuelo a su olivo. Aún hoy la niña canta en la plaza y salta a la comba. Vertiginosos han llegado a ser los siglos. Ahora debieras entender que la ausencia no es una perversión sino un destino. Has de mantener el grito enloquecido y asustar a los que te rodean con tu fidelidad.
Porque querías el alba sobrevino la oscuridad. Porque tienes una voz negra surgida de la sombra de donde proviene también el diablo y sus cohortes. Nada has de desandar. Es historia que quedara preñada de lagunas.
Porque querías el alba sobrevino la oscuridad. Porque tienes una voz negra surgida de la sombra de donde proviene también el diablo y sus cohortes. Nada has de desandar. Es historia que quedara preñada de lagunas.
Fin glosa segunda
sin embargo de 'torpe' se puede pasar a 'tonto', y el tránsito de 'tonto' a 'demente' es muy común, de suerte que no hay objeciones semánticas decisivas contra esta etimología. Pero a la forma latina y a las formas italianas correspondería *lôco en portugués y no louco, que según hemos visto es la forma general desde el principio; esta objeción ya da mucho que pensar, aunque es verdad que, siendo voz imitativa, existiría la posibilidad de una variante en la base onomatopéyica. Pero la dificultad más grave, y a mi entender dirimente, es que loco en el sentido de 'mochuelo', 'lechuza' o 'búho', no ha existido nunca en el Península Ibérica.
Glosa tercera
Cuando cojas la esponja, disuelve toda esperanza. No hallarás en la blancura la huella. No hallarás en la energía oscura la atracción. No hay gravedad en tu anhelo. Has desistido de ti sin tener la posibilidad de girar el cuello 360º. La noche no es tu aliada. La comida te alimenta, bien lo sabes. Si hubieras pertenecido al latín vulgar quizás en algún pueblo de muy al Norte te hubieran recibido con la hoguera ya lista. Tienes que ser tú quien prepare la pira y hazlo como ordenó Calvino la hoguera para Miguel Servet: con leños húmedos para que el sufrimiento fuera mayor y en vez de asarse, Servet se cociera (como así ocurrió).
Fin glosa tercera
E. Muret propuso partir del nombre del héroe homérico Glaucos que, enloquecido por Zeus, trocó sus armas de oro por las de bronce de Diomedes, diez veces menos costosas; aunque no habría dificultad fonética, la idea ha encontrado muy poca aceptación, pues no se ve por qué camino el nombre de un personaje de la Ilíada, y tan poco conspicuo, pudo popularizarse hasta tal punto en la Península.
Glosa Cuarta
Mazorca y mazurca pudieran encontrar su asiento entre tus pertenencias. Vuela una tonalidad triste por tu columna (columna de tu ánimo; columna vertebral; columna de tu templo; columna sin especificación estilística). Sabes que la tarde vendrá pronto y en tu corazón (o en tu rodilla, o en el tendón que sugiere la articulación del tobillo o en la arteria que lleva sangre oxigenada a tu alma, donde sea que tú sientas) se ha levantado la montaña de Moriah donde habrás de sacrificar lo que más amas. Déjate larga las barbas. Calza las sandalias y lánzate al camino de la izquierda por donde llegarás al túmulo último donde los guerreros -casi héroes- amontonaron las armas de los que quedaron atrás.
Fin glosa cuarta