He llegado hasta esta noche. Me crujen las articulaciones. Apenas he dicho unas cuantas palabras a lo largo del día. He dormido por la tarde, yo que detesto las siestas. Aunque no ha sido una siesta. Ha sido querer dormir. Se me ha secado la garganta. Creo haber estado un buen rato dormido bocarriba. Los sueños han sido inquietos. Al despertar -eran las seis y media- he bebido un zumo muy fresco que me ha devuelto la sensación de estar vivo. No he bebido un café. He intentado volver a lo cotidiano. ¿Qué es lo cotidiano? Me he preguntado ante la pantalla del ordenador. Y he sentido. Antes he jugado al ajedrez. Antes he intentado continuar el trabajo. He grabado la lluvia que escuchas. La lluvia que escuchas.