Me envía ayer mi primo Ricardo -que se dedica todas las mañanas a dar una vuelta por la internet y elige determinadas páginas para su solaz y supuestamente el nuestro- este enlace La Transición española. Versión Original. Con Antonio G.Trevijano y Diego Camacho en mp3 (18/06 a las 20:53:43) 01:21:46 2143276 - iVoox sobre la verdad de la transición española.
Esta verdad no es, por supuesto, la verdad oficial. Y resulta que todo es un fabuloso montaje cuya intención es que todo cambie para que todo siga igual.
Todo sigue igual. La verdad es que todo sigue igual siempre. Y la verdad es que suele ocurrir que si un hombre es ninguneado (como le ocurre a Trevijano) suele sentir rencor y el rencor es una ira envejecida y una ira envejecida lo es sin fuerza y una ira sin fuerza puede resultar hasta ridícula. (El rencor suele ser ridículo).
Durante la entrevista, Trevijano y Diego Camacho parecen estar descubriendo la Piedra Filosofal; parecen estar descubriéndonos la esencia de la mentira y las alcantarillas del Poder. Seamos claros, señores, el Poder es el Poder (lo diga Agamenón o su Porquero -porque también el Porquero merece una mayúscula-) y tonto hubiera sido que el Poder hubiera renunciado al Poder por la muerte de un señor.
Dice Trevijano que el fin de una dictadura deviene en oligarquía y que esto es lo que ha ocurrido en España. Pero, ¿dónde no ha ocurrido? ¿En qué país del mundo existe un sistema realmente democrático? ¿Dónde se promueven las sociedades abiertas? ¿Cuál es la definición exacta de democracia?
La verdad es un pozo sin fondo. O, para ponerme estupendo (no sé por qué hoy me apetece ponerme estupendo quizá porque durante dos días el cuerpo me ha estado doliendo y he sentido nostalgia de no sentir el cuerpo, de no sentir el estómago, de no sentir el frío por la columna vertebral, de no sentir las manos trémulas, de no sentir los pies inútiles y la cabeza ida y el corazón anhelante de nada. Quizá me pongo estupendo porque la verdad del cuerpo es su ignorancia. Un cuerpo ignorado es un cuerpo perfecto. Llevar un cuerpo sin notarlo es la esencia de la buena vida como cuando te dicen que un zapato no se nota o que aquella prenda te queda como un guante -de cabritilla-. La verdad es siempre la ignorancia) la verdad es el sueño de los profetas.
¿Es cierto que Santiago Carrillo fue un traidor? ¿Es cierto que Felipe González (Isidoro) era, casi, casi, el ojito derecho de Franco? Se non è vero è ben trovato. Una cualidad inherente a la verdad revelada es que siempre debe ser escandalosa. Y ¿qué hubiera sido de nosotros si Trevijano hubiera vencido con sus tesis? ¿Seríamos un país modélico? ¿Viviríamos en una auténtica democracia?
A los que tienen en sus manos la Verdad les recomiendo que se las laven.
Esta verdad no es, por supuesto, la verdad oficial. Y resulta que todo es un fabuloso montaje cuya intención es que todo cambie para que todo siga igual.
Todo sigue igual. La verdad es que todo sigue igual siempre. Y la verdad es que suele ocurrir que si un hombre es ninguneado (como le ocurre a Trevijano) suele sentir rencor y el rencor es una ira envejecida y una ira envejecida lo es sin fuerza y una ira sin fuerza puede resultar hasta ridícula. (El rencor suele ser ridículo).
Durante la entrevista, Trevijano y Diego Camacho parecen estar descubriendo la Piedra Filosofal; parecen estar descubriéndonos la esencia de la mentira y las alcantarillas del Poder. Seamos claros, señores, el Poder es el Poder (lo diga Agamenón o su Porquero -porque también el Porquero merece una mayúscula-) y tonto hubiera sido que el Poder hubiera renunciado al Poder por la muerte de un señor.
Dice Trevijano que el fin de una dictadura deviene en oligarquía y que esto es lo que ha ocurrido en España. Pero, ¿dónde no ha ocurrido? ¿En qué país del mundo existe un sistema realmente democrático? ¿Dónde se promueven las sociedades abiertas? ¿Cuál es la definición exacta de democracia?
La verdad es un pozo sin fondo. O, para ponerme estupendo (no sé por qué hoy me apetece ponerme estupendo quizá porque durante dos días el cuerpo me ha estado doliendo y he sentido nostalgia de no sentir el cuerpo, de no sentir el estómago, de no sentir el frío por la columna vertebral, de no sentir las manos trémulas, de no sentir los pies inútiles y la cabeza ida y el corazón anhelante de nada. Quizá me pongo estupendo porque la verdad del cuerpo es su ignorancia. Un cuerpo ignorado es un cuerpo perfecto. Llevar un cuerpo sin notarlo es la esencia de la buena vida como cuando te dicen que un zapato no se nota o que aquella prenda te queda como un guante -de cabritilla-. La verdad es siempre la ignorancia) la verdad es el sueño de los profetas.
¿Es cierto que Santiago Carrillo fue un traidor? ¿Es cierto que Felipe González (Isidoro) era, casi, casi, el ojito derecho de Franco? Se non è vero è ben trovato. Una cualidad inherente a la verdad revelada es que siempre debe ser escandalosa. Y ¿qué hubiera sido de nosotros si Trevijano hubiera vencido con sus tesis? ¿Seríamos un país modélico? ¿Viviríamos en una auténtica democracia?
A los que tienen en sus manos la Verdad les recomiendo que se las laven.
Inocencio X por Velázquez y Bacon