1.- En el matadero de Las Ventas van a empezar a ajusticiar toros.
2.- Nunca llego a saber el grado de compadreo entre los medios de comunicación y los grupos de poder.
3.- Es cierto que el tiempo se ha acelerado. Ahora lo ocurrido hace sesenta años resulta demasiado antiguo. Como algunos postulados de Karl Popper en su defensa de la democracia.
4.- Cuando se produce una asistolia, todo parece a punto de perderse.
5.- Esperar es un verbo que debería ser intransitivo.
6.- La prisa. La urgencia. Todo tiene que ser ya y en cuanto no es ya nos surge una sensación de agravio y a veces de culpa como si hubiéramos hecho algo mal. La recompensa ha de ser inmediata. Aquellos tiempos de la correspondencia por correo postal. Postal de posta. Los lugares donde los mensajeros cambiaban sus monturas por otras frescas. Me pregunto cuál sería el sentimiento de estos jinetes al cambiar de montura con respecto a ésta. Porque si fuera yo uno de ellos, sé de cierto que de algunas cabalgaduras me enamoraría y sentiría una pena honda al tenerla que cambiar, dejarla atrás, no saber quién sería su próximo jinete, si la trataría bien, si fue bien alimentada. Esas cosas.
7.- ¡Claro, Miguel Strogoff! Los años de las lecturas cuando yacía convaleciente con la pierna escayaloda. Fue en ese tiempo cuando con toda seguridad cogí este amor por la lectura y que me ha llevado a lo largo de mis últimos cuarenta y siete años a la búsqueda de historias y más historias y más historias. Ese amor por Emilio Salgari, por los tebeos, por los cómics, por Martín Vigil de quien me daba cierta vergüenza reconocer que con su novela La vida sale al encuentro me emocioné hasta lo indecible en mi primera juventud izquierdista y luego, más tarde, los poetas Baudelaire y Rimbaud y Verlaine y Luis Cernuda y Federico García Lorca y Miguel Hernández y también los autores de teatro Valle-Inclán, Shakespeare, Calderón o Wedekind y los cuentistas y de entre todos Herman Hesse en aquellos mis primeros años de lector y entonces, ya en la juventud, surge Julio Cortázar y Miguel de Cervantes y el primer Vargas Llosa y John Dos Passos y García Márquez y luego llegaron los ensayistas Julio Caro Baroja, Américo Castro, Menéndez Pelayo, Allan Watts, Krishnamurti, Maslow o Michio Kaku.
8.- ¿Será el último mayo?
9.- ¿Llegará un momento en el que ya no quiera leer más?
10.- ¿Puede un misántropo ser artista?
11.- O es la edad que te va mostrando que la senda es la senda, que la vida es sólo para los jóvenes porque aún ensueñan con hacer caminos nuevos y no hay viejo que se les ponga delante que les pueda convencer con la idea contraria.
12.- Siento que para mí dejar de leer sería dejar de ser yo, lo más íntimo de mí.
13.- Recuerdo a mi madre leyendo en las noches pero ella no leía -creo yo- por deleite de la lectura en sí. No leía deleitosa. Leía para cubrir la espera.
14.- Ocurre a veces los domingos por la tarde, que siento la llegada del lunes como si fuera el matadero de Las Ventas: tan redondo, tan mudéjar, tan sangriento.
15.- Dentro de poco bajaré al poblachón manchego al que tildan de gran ciudad que es Madrid. Cómo engañan las ciudades vistas por el Gran Engañador.
16.- Y los diccionarios...
17.- Y amar a la mujer amada un sábado, a la hora del aperitivo, tras haber bebido un vino y comido unas aceitunas y unas patatas fritas e irse y sentir el calor de la ciudad y la añoranza de ese cuerpo y esa voz y esas manos y la mirada verde como los campos de mayo.
2.- Nunca llego a saber el grado de compadreo entre los medios de comunicación y los grupos de poder.
3.- Es cierto que el tiempo se ha acelerado. Ahora lo ocurrido hace sesenta años resulta demasiado antiguo. Como algunos postulados de Karl Popper en su defensa de la democracia.
4.- Cuando se produce una asistolia, todo parece a punto de perderse.
5.- Esperar es un verbo que debería ser intransitivo.
6.- La prisa. La urgencia. Todo tiene que ser ya y en cuanto no es ya nos surge una sensación de agravio y a veces de culpa como si hubiéramos hecho algo mal. La recompensa ha de ser inmediata. Aquellos tiempos de la correspondencia por correo postal. Postal de posta. Los lugares donde los mensajeros cambiaban sus monturas por otras frescas. Me pregunto cuál sería el sentimiento de estos jinetes al cambiar de montura con respecto a ésta. Porque si fuera yo uno de ellos, sé de cierto que de algunas cabalgaduras me enamoraría y sentiría una pena honda al tenerla que cambiar, dejarla atrás, no saber quién sería su próximo jinete, si la trataría bien, si fue bien alimentada. Esas cosas.
7.- ¡Claro, Miguel Strogoff! Los años de las lecturas cuando yacía convaleciente con la pierna escayaloda. Fue en ese tiempo cuando con toda seguridad cogí este amor por la lectura y que me ha llevado a lo largo de mis últimos cuarenta y siete años a la búsqueda de historias y más historias y más historias. Ese amor por Emilio Salgari, por los tebeos, por los cómics, por Martín Vigil de quien me daba cierta vergüenza reconocer que con su novela La vida sale al encuentro me emocioné hasta lo indecible en mi primera juventud izquierdista y luego, más tarde, los poetas Baudelaire y Rimbaud y Verlaine y Luis Cernuda y Federico García Lorca y Miguel Hernández y también los autores de teatro Valle-Inclán, Shakespeare, Calderón o Wedekind y los cuentistas y de entre todos Herman Hesse en aquellos mis primeros años de lector y entonces, ya en la juventud, surge Julio Cortázar y Miguel de Cervantes y el primer Vargas Llosa y John Dos Passos y García Márquez y luego llegaron los ensayistas Julio Caro Baroja, Américo Castro, Menéndez Pelayo, Allan Watts, Krishnamurti, Maslow o Michio Kaku.
8.- ¿Será el último mayo?
9.- ¿Llegará un momento en el que ya no quiera leer más?
10.- ¿Puede un misántropo ser artista?
11.- O es la edad que te va mostrando que la senda es la senda, que la vida es sólo para los jóvenes porque aún ensueñan con hacer caminos nuevos y no hay viejo que se les ponga delante que les pueda convencer con la idea contraria.
12.- Siento que para mí dejar de leer sería dejar de ser yo, lo más íntimo de mí.
13.- Recuerdo a mi madre leyendo en las noches pero ella no leía -creo yo- por deleite de la lectura en sí. No leía deleitosa. Leía para cubrir la espera.
14.- Ocurre a veces los domingos por la tarde, que siento la llegada del lunes como si fuera el matadero de Las Ventas: tan redondo, tan mudéjar, tan sangriento.
15.- Dentro de poco bajaré al poblachón manchego al que tildan de gran ciudad que es Madrid. Cómo engañan las ciudades vistas por el Gran Engañador.
16.- Y los diccionarios...
17.- Y amar a la mujer amada un sábado, a la hora del aperitivo, tras haber bebido un vino y comido unas aceitunas y unas patatas fritas e irse y sentir el calor de la ciudad y la añoranza de ese cuerpo y esa voz y esas manos y la mirada verde como los campos de mayo.