He pensado. No te lo creerás pero aún soy capaz de pensar y de pensar en ti como pensaba en los días de hace dos veranos cuando navegabas por Australia ¿era por Australia? y aún no tenías miedo de mí. Porque hay algo de verdad en eso que algunos dicen: lo contrario del amor no es el odio sino el miedo. No te puedes imaginar lo que cuesta pensar en el infierno. No sería capaz de transmitirte el horrible horno en el que vivo, yo que soy oriundo de Tirana (cuánto me recuerda ese nombre a ti), centroeuropeo, acostumbrado al frío, amado por él; aquí en Acra tan sólo al alba -el momento más hermoso de África- el mundo parece la tierra y no el infierno y es en ese momento tan breve cuando una leve brisa parece prometer un día en el que el cuerpo no se diluya en líquido, cuando he ensoñado el ensueño de un loco: ¿Sabes? -me decía el enfermero, el que me mantiene atado por las noches con una camisa de fuerza y me escupe a veces por ser blanco- Mañana viernes 11 de marzo de 2016 entre las siete y media y las ocho y media de la tarde va a venir la que fue tu mujer a visitarte. Te vamos a lavar. Te vamos a afeitar y te vamos a dejar una ropa limpia. Os dejaremos solos hasta las diez y media y luego ella tendrá que irse y a ti te volveré a atar. ¡Oh, no sabes cómo han caído esas palabras en mi ánimo! ¡No sabes cómo te he revivido! ¡No sabes cuánto te he agradecido que por fin rompieras tu silencio y vinieras a mí, hasta este lugar perdido para siempre, sin encanto ninguno, a merced de la enemistad por razones de raza! El alba ha pasado y ha comenzado el suplicio del sol y he gozado los siguientes espejismos:
1.- Suena un timbre que es el timbre del portal y tú disimulas la voz para que te abra sin que sepa que eres tú pero yo lo sé y aún así juego a no saberlo.
2.- Yo mantengo mi ojo izquierdo pegado a la mirilla de la puerta de mi casa y te veo aparecer en el último tramo de las escaleras. Caminas despacio y con la cabeza alta.
3.- Te ofrezco un té y tu dices, Con hierbabuena.
4.- Un detalle de tu muñeca.
5.- Tomas la taza de té con las dos manos y antes de probarlo dices, ¡Qué bien huele!
6.- Te ríes
7.- Estamos los dos frente al ventanal y miramos en silencio el principio de la noche. Tú dices, Alguna vez fuimos... estuvimos a gusto juntos.
8.- No me atrevo a cogerte la mano.
9.- Me coges la mano.
10.- Te quedas a dormir.
11.- Estás dormida.
Cada espejismo se dilata tanto en el calor tórrido de África que cuando estoy gozando el último -tú dormida- el enfermero ya me está atando con la camisa de fuerza y entonces me río y le digo, Idiota, mañana viene. Mañana va a venir y tomaremos un té con hierbabuena.
1.- Suena un timbre que es el timbre del portal y tú disimulas la voz para que te abra sin que sepa que eres tú pero yo lo sé y aún así juego a no saberlo.
2.- Yo mantengo mi ojo izquierdo pegado a la mirilla de la puerta de mi casa y te veo aparecer en el último tramo de las escaleras. Caminas despacio y con la cabeza alta.
3.- Te ofrezco un té y tu dices, Con hierbabuena.
4.- Un detalle de tu muñeca.
5.- Tomas la taza de té con las dos manos y antes de probarlo dices, ¡Qué bien huele!
6.- Te ríes
7.- Estamos los dos frente al ventanal y miramos en silencio el principio de la noche. Tú dices, Alguna vez fuimos... estuvimos a gusto juntos.
8.- No me atrevo a cogerte la mano.
9.- Me coges la mano.
10.- Te quedas a dormir.
11.- Estás dormida.
Cada espejismo se dilata tanto en el calor tórrido de África que cuando estoy gozando el último -tú dormida- el enfermero ya me está atando con la camisa de fuerza y entonces me río y le digo, Idiota, mañana viene. Mañana va a venir y tomaremos un té con hierbabuena.