1.- No ha sido al amanecer. Entiendo el compromiso de Alth. con la muerte. Cuenta que un día a la edad de nueve años caminaba con una carabina por algún bosque francés. Disparó a una tórtola. No la alcanzó y entonces sintió el deseo -probablemente vehemente- de dirigirse la carabina contra su vientre. Lo hizo. No llegó a dispararse aunque estuviera convencido de que no había ninguna bala en la recámara. Luego resultó que había una. ¿Quién había puesto aquella bala? Él no. De eso estaba seguro. Sintió entonces un sudor frío. El pánico de la muerte.
2.- Sudamos frío ante la idea de morir. El alimentar la muerte (buscar los alimentadores de muerte a lo largo de la historia escrita y no escrita, por ejemlo cerámica funeraria china) es uno de los grandes temas de La Conspiración. La religiones soteriológicas que ofrecen paraísos o infiernos, trascendencias de este cuerpo que sin embargo se arraiga a la tierra como la raíz de la más humilde planta...
3.- No ha sido al amanecer cuando he sentido la pulsión de un pájaro, la esencia del trigo, la vacuidad de la acuarela japonesa, la vibración del éter, la nostalgia de aquella boca que susurró en algún momento palabras tendres o saber, positivamente, que es mejor la palabra malla que la palabra leggins. Estas sensaciones que no han sido al amanecer atacan de frente La Conspiración.
4.- También el paseo de la tarde y sentir un rechazo que provoca ganas de vomitar cuando leo que se sigue juzgando a personas por jugar cómicamente con las imágenes de las religiones.
5.- Recuerda, ¡Oh, tú, anarquista mío!, que los símbolos, perdón, Los Símbolos, son una de las armas más sutiles de La Conspiración. Fíjate que cuando paseas por lugares sin asfalto, sin tendidos eléctricos, sin largas alamedas, ni ríos encauzados al atravesar la ciudad, todo símbolo pierde su poder. Basta un cobijo, algo de alimento y la suficiente agua para ser una persona.
6.- No ha sido al amanecer sino mucho antes cuando he descubierto que la muerte no es más que un símbolo alimentado desde el miedo. Urge desmontar la conspiración de la muerte. Urge un desfile de muertos por las ciudades. Urge vaciar los silos (ahondar en la idea de que la posibilidad de almacenar alimentos está en la base del principio de Conspiración).
7.- No ha sido al amanecer sino mucho antes cuando he descubierto el misterio del café con un poco de leche. Ese sabor me entrega una satisfacción que viene de muy lejos, de laderas del África o del Sudamérica. Frutos rojos. Frutos tostados. Es la mañana. Canta el pájaro. Siempre los pájaros. Y de repente Bach.
2.- Sudamos frío ante la idea de morir. El alimentar la muerte (buscar los alimentadores de muerte a lo largo de la historia escrita y no escrita, por ejemlo cerámica funeraria china) es uno de los grandes temas de La Conspiración. La religiones soteriológicas que ofrecen paraísos o infiernos, trascendencias de este cuerpo que sin embargo se arraiga a la tierra como la raíz de la más humilde planta...
3.- No ha sido al amanecer cuando he sentido la pulsión de un pájaro, la esencia del trigo, la vacuidad de la acuarela japonesa, la vibración del éter, la nostalgia de aquella boca que susurró en algún momento palabras tendres o saber, positivamente, que es mejor la palabra malla que la palabra leggins. Estas sensaciones que no han sido al amanecer atacan de frente La Conspiración.
4.- También el paseo de la tarde y sentir un rechazo que provoca ganas de vomitar cuando leo que se sigue juzgando a personas por jugar cómicamente con las imágenes de las religiones.
5.- Recuerda, ¡Oh, tú, anarquista mío!, que los símbolos, perdón, Los Símbolos, son una de las armas más sutiles de La Conspiración. Fíjate que cuando paseas por lugares sin asfalto, sin tendidos eléctricos, sin largas alamedas, ni ríos encauzados al atravesar la ciudad, todo símbolo pierde su poder. Basta un cobijo, algo de alimento y la suficiente agua para ser una persona.
6.- No ha sido al amanecer sino mucho antes cuando he descubierto que la muerte no es más que un símbolo alimentado desde el miedo. Urge desmontar la conspiración de la muerte. Urge un desfile de muertos por las ciudades. Urge vaciar los silos (ahondar en la idea de que la posibilidad de almacenar alimentos está en la base del principio de Conspiración).
7.- No ha sido al amanecer sino mucho antes cuando he descubierto el misterio del café con un poco de leche. Ese sabor me entrega una satisfacción que viene de muy lejos, de laderas del África o del Sudamérica. Frutos rojos. Frutos tostados. Es la mañana. Canta el pájaro. Siempre los pájaros. Y de repente Bach.