Cuando vuelves y te siente tan cerca,
Coges su mano
bajo la mesa,
Le miras a los ojos
En el paisaje hermoso
con lago
y le cuentas tus proyectos,
Él siente
la pena del despertar,
el frío de la mañana,
el calor de tu cuerpo bajo la manta
en aquellos días muy lejanos
de vuestra convivencia;
Él siente
que no puede dominar
el tiempo
y que quedaron tantas cosas sin decirte.
No disculpas
sino sinrazones del vivir,
lo que no ocurrió junto a ti
mientras te miraba el pelo frente al espejo
y los árboles sacudían su pereza del invierno
en brotes de primavera.
Al apretarle la mano esta noche que era mañana
bajo la mesa
con tus ojos castaños
y tu sonrisa tristona
bajo la severa mirada del amigo
(que simbolizaba, probablemente, su propio superego),
hubiera querido abrazarte de nuevo
abrazarte con un beso en los labios
y volver juntos a casa
y hacer el amor de las cuatro de la tarde
lento y preciso
con el canto del mirlo
y el vuelo del vencejo
tras los cristales de vuestro dormitorio.
Coges su mano
bajo la mesa,
Le miras a los ojos
En el paisaje hermoso
con lago
y le cuentas tus proyectos,
Él siente
la pena del despertar,
el frío de la mañana,
el calor de tu cuerpo bajo la manta
en aquellos días muy lejanos
de vuestra convivencia;
Él siente
que no puede dominar
el tiempo
y que quedaron tantas cosas sin decirte.
No disculpas
sino sinrazones del vivir,
lo que no ocurrió junto a ti
mientras te miraba el pelo frente al espejo
y los árboles sacudían su pereza del invierno
en brotes de primavera.
Al apretarle la mano esta noche que era mañana
bajo la mesa
con tus ojos castaños
y tu sonrisa tristona
bajo la severa mirada del amigo
(que simbolizaba, probablemente, su propio superego),
hubiera querido abrazarte de nuevo
abrazarte con un beso en los labios
y volver juntos a casa
y hacer el amor de las cuatro de la tarde
lento y preciso
con el canto del mirlo
y el vuelo del vencejo
tras los cristales de vuestro dormitorio.