Fotografía de Evelyn Richter
[...] que entra rápido, con la urgencia de quien algo teme [...] las niñas jugaban a la comba en los tiempos antiguos [...] chicas y chicos jugaban al churro, mediamanga o mangotera, luego vendría la música y los primeros besos [...] sí, a César Vallejo le pegaban [...] sí, a él también le han zurrado fuerte, a uno que dice llamarse [...] también a él le dieron duro con un palo duro [...] no, no siempre la vida es así, debe de haber un mundo más hermoso, el que nos muestran en las televisiones, ese mundo de gentes amables y solidarias, ese mundo en donde la sociabilidad es la llave del éxito emocional, ese mundo en el que el Estado apoya a los desamparados y los médicos no son unos pobres pagados de sí mismos cuyo único mérito reside en recetar para no matar [...] está seguro que esta visión es debido a las sogas y a los desprecios y a ser malquerido [...] me dice, Hoy he soñado que me cagaba vivo. Entraba en la casa de un amigo. Atravesaba un aula llena de niños y entraba en el cuarto de baño donde obraba justo a tiempo, luego salía a toda velocidad y con una vergüenza tal que se me olvidaba tirar de la cadena; volvía al rato, cuando la clase ha terminado. Me decía mi amigo, Me dice la madre de XXX que te mande a la mierda. Con su gesto me viene a decir que lo va a hacer. Que no vuelva a utilizar su baño para una urgencia [...] El mundo y los años [...] tiene la clara conciencia de su error y el principio de que todo hombre es el primer hombre ante el mundo pero también ha descubierto que la clave de la representación amable radica en la alta infancia, [...] -quizás esos años dejen de ser cruciales, se descubran terapias que borren las marcas que hasta el día de hoy son cicatrices que renacen con cada cambio de estación- [...] cuidad a los niños, vosotros que acabáis de ser padres pero aún diría más: ¡No tengáis hijos! ¡Dejemos de reproducirnos! ¡Acabemos ya con este aborto de la especie! Somos tantos los que hemos cometido el error de procrear [...] ¡Malditas pollas! ¡Malditos coños! [...] ¡Hombres, arranquémonos las gónadas! ¡Mujeres, extirpaos los úteros! Vamos a ser la especie estéril, la liberada a sí misma para su desaparición [...] porque hay demasiados Césares Vallejos a los que zurran todos los días, en todos los lugares del mundo; porque hay muchas Silvias Plath a las que zurran a gusto en todos y cada uno de los rincones del planeta [...] nada merece el nombre de civilización y la manipulación se levanta como un muro infranqueable [...] ¡Paremos aquí! ¡Acabemos de una jodida vez!