En la primera mañana hubo concordia. Todos se miraron y comprendieron que no había cosa mejor que contemplar las aguas doradas del lago Hoo Shon. Al fin y al cabo sabían que el comandante Sse, más tarde o más temprano, vendría a buscarles en su aeroplano.
En la primera tarde una mujer se empeñó, es decir se hizo peña, al acercarse demasiado a las aguas doradas del lago. Dicen los que la vieron que ocurrió cuando con la uña del dedo meñique del pie izquierdo tocó el agua. Se convirtió en una peña preciosa, toda de cuarzo, con las cabellos pétreos al aire. Luego todos miraron al cielo para ver si escuchaban mejor las hélices del aeroplano del comandante Sse girando hacia donde ellos se encontraban.
En la primera noche el espectáculo de la negritud que en nada concernía a las aguas doradas, dejó boquiabiertos a todos los que esperaban y más cuando en el centro del lago surgió con la forma de una huella el rostro más amado.
En la primera tarde una mujer se empeñó, es decir se hizo peña, al acercarse demasiado a las aguas doradas del lago. Dicen los que la vieron que ocurrió cuando con la uña del dedo meñique del pie izquierdo tocó el agua. Se convirtió en una peña preciosa, toda de cuarzo, con las cabellos pétreos al aire. Luego todos miraron al cielo para ver si escuchaban mejor las hélices del aeroplano del comandante Sse girando hacia donde ellos se encontraban.
En la primera noche el espectáculo de la negritud que en nada concernía a las aguas doradas, dejó boquiabiertos a todos los que esperaban y más cuando en el centro del lago surgió con la forma de una huella el rostro más amado.