1
Ahora abre los ojos,
mira tu mundo;
tan sólo es una caja de madera
con una tapa morada.
2
Ramas desnudas del árbol
golpean con calma los cristales;
tras ellas, la luna y su azul.
3
Al hundirte
no dejes de mirar:
hay un fondo y una línea negra.
4
Si pudiera cortarse la lengua
y al amanecer mañana estuviera entera
así la arena que aparece de nuevo
tras las grandes mareas.
5
Cuando se olvida la ignorancia.
6
Dicen que fueron dos notas de piano
y tras ellas los niños
y tras los niños las piedras
y tras las piedras el fuego
y tras el fuego un grito
y tras el grito
7
La taza y la esfera
8
Frágiles, aleluya.
Empeñados (hechos peñas), aleluya.
Sin apenas certezas, aleluya.
9
Invocación de otros (ser otros).
10
Hubo el día alegre
y la alegre espera;
hubo la noche caliente en el tejado del mundo
y la caliente boca que susurra.
11
Mano.
12
Le dijeron: Fue Fineo,
el adivino ciego,
quien indicó la ruta a los argonautas
y les previno de las terribles Simplégades.
Él les respondió: ¿Dónde el ciego
que prevenga mis escollos?
¿Dónde? ¿Dónde?
13
Al fin se turbó la niebla.
14
Al volver a sentir miedo
recobró la infancia.
15
Acordes.
Ahora abre los ojos,
mira tu mundo;
tan sólo es una caja de madera
con una tapa morada.
2
Ramas desnudas del árbol
golpean con calma los cristales;
tras ellas, la luna y su azul.
3
Al hundirte
no dejes de mirar:
hay un fondo y una línea negra.
4
Si pudiera cortarse la lengua
y al amanecer mañana estuviera entera
así la arena que aparece de nuevo
tras las grandes mareas.
5
Cuando se olvida la ignorancia.
6
Dicen que fueron dos notas de piano
y tras ellas los niños
y tras los niños las piedras
y tras las piedras el fuego
y tras el fuego un grito
y tras el grito
7
La taza y la esfera
8
Frágiles, aleluya.
Empeñados (hechos peñas), aleluya.
Sin apenas certezas, aleluya.
9
Invocación de otros (ser otros).
10
Hubo el día alegre
y la alegre espera;
hubo la noche caliente en el tejado del mundo
y la caliente boca que susurra.
11
Mano.
12
Le dijeron: Fue Fineo,
el adivino ciego,
quien indicó la ruta a los argonautas
y les previno de las terribles Simplégades.
Él les respondió: ¿Dónde el ciego
que prevenga mis escollos?
¿Dónde? ¿Dónde?
13
Al fin se turbó la niebla.
14
Al volver a sentir miedo
recobró la infancia.
15
Acordes.