¿Cuánto cuesta la espuma? He venido deshaciéndome… ¡no, no! He venido deshojándome. Seré una margarita con piernas atrofiadas y brazos desiguales. Sólo una margarita con semejante fisonomía podría preguntarse cuánto cuesta la espuma. No sólo se lo preguntará un día de tormenta cuando los pensamientos arden y están húmedos y por los montes corre una furia que se gesta en cuevas, donde los vientos, donde los vientos copulan. ¿Cuánto cuesta la espuma de quererte? ¿Cuánto cuesta querer seguir vivo? No sólo se lo peguntará la margarita -no te olvides atento lector que la margarita soy yo y también podrías ser tú- en los días de tormenta sino también cuando el viento deje de ser una letra redonda y sobre los cuerpos vivos, los cuerpos de la tierra un sol atroz nos queme, nos devore las dermis y supliquemos -como si hubiera alguien realmente a quien suplicar- un poco de frescura en el centro del ardor. ¿Cuánto cuesta la espuma? ¿Cuánto cuesta quererte? ¿Cuánto cuesta dejar al pairo un alma ajena? ¿Cuánto cuesta rajarte? ¿Cuánto cuesta admirarse en mitad de tinieblas, lleno hasta la hartura de olvido? Margarita coja de brazos desiguales. Margarita minusválida propensa a los ataques. Margarita sin rostro ausente en los corrales. Margarita que huyó quemada en la discoteca. ¿Por qué te preguntas cuánto cuesta la espuma? ¿Qué será la espuma dentro de un trillón de siglos? ¿Y las mareas? ¿Y las ausencias? ¿Y las naves interestelares? ¿Orión será?
Deshojado
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/06/2023 a las 12:30¿Cuánto cuesta la espuma? He venido deshaciéndome… ¡no, no! He venido deshojándome. Seré una margarita con piernas atrofiadas y brazos desiguales. Sólo una margarita con semejante fisonomía podría preguntarse cuánto cuesta la espuma. No sólo se lo preguntará un día de tormenta cuando los pensamientos arden y están húmedos y por los montes corre una furia que se gesta en cuevas, donde los vientos, donde los vientos copulan. ¿Cuánto cuesta la espuma de quererte? ¿Cuánto cuesta querer seguir vivo? No sólo se lo peguntará la margarita -no te olvides atento lector que la margarita soy yo y también podrías ser tú- en los días de tormenta sino también cuando el viento deje de ser una letra redonda y sobre los cuerpos vivos, los cuerpos de la tierra un sol atroz nos queme, nos devore las dermis y supliquemos -como si hubiera alguien realmente a quien suplicar- un poco de frescura en el centro del ardor. ¿Cuánto cuesta la espuma? ¿Cuánto cuesta quererte? ¿Cuánto cuesta dejar al pairo un alma ajena? ¿Cuánto cuesta rajarte? ¿Cuánto cuesta admirarse en mitad de tinieblas, lleno hasta la hartura de olvido? Margarita coja de brazos desiguales. Margarita minusválida propensa a los ataques. Margarita sin rostro ausente en los corrales. Margarita que huyó quemada en la discoteca. ¿Por qué te preguntas cuánto cuesta la espuma? ¿Qué será la espuma dentro de un trillón de siglos? ¿Y las mareas? ¿Y las ausencias? ¿Y las naves interestelares? ¿Orión será?