Creciente

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/08/2012 a las 12:37

Ya no veo la noche
tan oscura se ha vuelto;
los sonidos, inclementes antes, cuando la tarde,
son ahora entrechocar de cuchillo
(o tenedor)
Un ribazo del lago
muere;
justo a su lado el juncal
se pudre y genera.
Al cuchillo (o tenedor)
se añade a mi espalda una voz
que temo
(como la falda cuando se ciñe).
Oscuro
y tan sordo;
Mediato
y tan colérico;
Febrero
y tan olvido.
Al cuchillo (o tenedor) y la voz
se suma el grillo y sus alas;
mi corazón, queratinado,
se distribuye entre una farola
y una servilleta con restos de sal gorda.
El libro -estéril como la tierra
que me ve morir- se ha dejado
influir por mi lectura
y ahora es otro.
El hombre
los escalones
el murciélago
la hiedra
emerge
lo que antes era verde
azul es.
La mano,
en esta hora fusca,
dibuja
el trecho que media
entre el velo y el duelo.
Poesía | Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/08/2012 a las 12:37 | {0}