Es el viento quien susurra en lo alto de la montaña los rezos que
agradan a los dioses
¡que eres bello! ¡ay, que lo eres!
¡Mira! la piedra
ha rodado hasta el fondo del mar
No vuelvas
Nunca
No vuelvas
Siempre
Me quedaré a tu lado
Bramaré como una bestia a la que le acaban de abrir de parte a parte
Mira que vuelvo
No vuelvas. Ya no. Ya atente.
Frio como la muerte
Atento como la espada
Deja. Ya no importa. No miro más allá
porque se diluye
y amaba los límites
como quien ama las riberas
¡No, no vuelvas!
No vueles no ames no esperes no llagues no atravieses no contengas no aflores no permanezcas no aligeres no estremezcas
ni pidas las llaves del reino que surge en la noche que en marzo mayea vestida de tul
¡Cómo duele la espada!
Y crujen los huesos
desespera el nuncio
se amilana el can