Las caderas son el balanceo del mundo. Agárrate a ellas y déjate llevar (aunque algunos escriban, con acentos porteños: agarrate a ellas y dejate llevar).
¿Cuál no será el poder que sientan las mujeres ante la obsesión que mostramos los hombres por sus atributos sexuales?
Dejémonos de hostias.
Mamíferos de falos y vaginas. Procreaciones bajo todos los techados y a cielo raso. Maniobras. Orquestaciones. Lamentos. Rechazos.
Atrae el culo porque fuimos seres a cuatro patas.
¡Culo, dejame decirte culo! (entonando con melodía de tango)
Rapsodia de la melancolía.
Rapsodia de la sodomía.
Rapsodia de la forma circular.
Chúpamela hasta que me duela. (o según otros: chupámela...)
Sé que es dificil anatematizar. Si podemos oponer: La noche que me quieras a Huelen a muerte tus sobacos. Si sublimamos las manos y elevamos las posaderas al ámbito del ara. Sé que es difícil desligarse del amar como palabra mágica. Sé que soñamos con órganos. Excepto los místicos que planean sobre ellos y suenan sus chismes a farsa musical (es decir: azul).
Lloremos sobre los senos perdidos.
Cantemos baladas a las entrepiernas añoradas.
Y versos, muchos, muchos versos: Sobre las vías del tren/ te dije ven etc...
Ahora descansaré mi verga y me quedaré en los dedos el flujo de tus lamentos (etc...)
La transparencia de la caderas. Pelluzgón. Hojaldre. Frenesí. Di que sí, di que sí, di que sí (etc...)
Sube por la vereda de tu propio cuerpo y déjate de zarandajas. Las rajas sólo abren espacios y los machetes trochan los matojos. No hay ni bien ni mal. Todo es un caminito turbio por el centro de una nada. Paseá, Fumá, Subí y Morí pero no lances, como verdades, tus quejas al mundo. Porque ya sabés lo que dice el tango: Un hombre macho no debe llorar
¿Cuál no será el poder que sientan las mujeres ante la obsesión que mostramos los hombres por sus atributos sexuales?
Dejémonos de hostias.
Mamíferos de falos y vaginas. Procreaciones bajo todos los techados y a cielo raso. Maniobras. Orquestaciones. Lamentos. Rechazos.
Atrae el culo porque fuimos seres a cuatro patas.
¡Culo, dejame decirte culo! (entonando con melodía de tango)
Rapsodia de la melancolía.
Rapsodia de la sodomía.
Rapsodia de la forma circular.
Chúpamela hasta que me duela. (o según otros: chupámela...)
Sé que es dificil anatematizar. Si podemos oponer: La noche que me quieras a Huelen a muerte tus sobacos. Si sublimamos las manos y elevamos las posaderas al ámbito del ara. Sé que es difícil desligarse del amar como palabra mágica. Sé que soñamos con órganos. Excepto los místicos que planean sobre ellos y suenan sus chismes a farsa musical (es decir: azul).
Lloremos sobre los senos perdidos.
Cantemos baladas a las entrepiernas añoradas.
Y versos, muchos, muchos versos: Sobre las vías del tren/ te dije ven etc...
Ahora descansaré mi verga y me quedaré en los dedos el flujo de tus lamentos (etc...)
La transparencia de la caderas. Pelluzgón. Hojaldre. Frenesí. Di que sí, di que sí, di que sí (etc...)
Sube por la vereda de tu propio cuerpo y déjate de zarandajas. Las rajas sólo abren espacios y los machetes trochan los matojos. No hay ni bien ni mal. Todo es un caminito turbio por el centro de una nada. Paseá, Fumá, Subí y Morí pero no lances, como verdades, tus quejas al mundo. Porque ya sabés lo que dice el tango: Un hombre macho no debe llorar