1888 -así aparece en el remite- escribe en los comentarios a Carta de amor a una Desconocida (5) : ¡Ya era hora! Desde que lo he leído esta mañana, me estoy riendo porque pienso que 1888 tiene razón: que ya era hora de que ese señor tan fino que trataba a su amada platónica de usted, se diera cuenta de que no tenía nada que hacer y desistiera de una vez por todas. Por otra parte tambien me viene la sonrisa a los labios porque me gustaría decirle a 1888 que las vidas de los personajes y sus pasiones son tan poco predecibles como las de las personas y así podría ocurrir que tras la última carta, ella se le acerque y tengan, por fin, un encuentro y se sigan viendo y el amante lo escriba y por fin se vayan a vivir juntos y se separen y el amante lo escriba (tranquilo 1888, no creo que eso vaya a ocurrir). Porque, como dice Mrs. Gump a su hijo Forrest, La vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar. También me ocurre pensar que 1888 podría ser el joven que acompañaba a la señorita en el cenador y que ese: ¡Ya era hora! es el fondo un respiro para él, que veía en el señor enamorado un posible rival. Porque ¿quién me dice que 1888 no está también enamorado de ella? ¿Quién puede asegurar que la Desconocida y el Señor Enamorado no existen en la realidad?
Los juegos de la imaginación son infinitos.
Lo que sí es cierto es que 1888 ha acertado al creer que la carta a la desconocida nº 5 (como el perfume más famoso de Chanel), era la última carta.
Los juegos de la imaginación son infinitos.
Lo que sí es cierto es que 1888 ha acertado al creer que la carta a la desconocida nº 5 (como el perfume más famoso de Chanel), era la última carta.