He aceptado la posibilidad de que la casualidad es el orden natural de las cosas. Esta definición me parece una buena posibilidad porque de forma clara y concisa afirma la relación entre el individuo y su entorno, una búsqueda inconsciente, un encuentro no buscado entre posibilidades casi infinitas. La casualidad urde vida. El orden le da un sentido (en su sinónimo de dirección). Eso no implica que la dirección sea la correcta.
El 8 de Agosto (mes octavo) del año 2008 entramos en la Era de Orión, de hecho ese día a una determinada hora se abrió la puerta y empezamos -los del planeta tierra- a atravesar el umbral y al hacerlo fuimos abandonando la zona de la galaxia en sombra en la que nos habíamos movido los últimos 10.800 años (iniciamos este recorrido por la sombra cuando aún habitábamos las cavernas. Las pinturas de Altamira sólo tenían 1200 años aprox.). Largo tiempo según los cómputos humanos actuales.
Aquel día me enviaron un correo con mucha información de la Era de Orión: cómo habían de sobrevenir crisis con sus correspondientes catarsis, cómo la corteza de la tierra se iba a compactar de tal forma que la extracción de petróleo se iba a complicar, cómo iba a surgir un gran flujo de amor, en fin todo muy New Age, he de reconocerlo, y por tanto leí todo aquello con prejuicio, juicio, postjuicio y con el interés que me producen formas distintas de entender el mundo. Y junto a estas premoniciones que el viejo Thiresias habría tildado cuando menos de ingenuas, se adjuntaba un estudio de astronomía con los cálculos que certificaban el cambio de posición en la galaxia.
El 4 de noviembre de 2008 un tal Barak Husein Obama se convirtió en presidente electo de los Estados Unidos. Sólo diré que cuando menos es curioso que este señor sea mulato, es como si en España votáramos a un señor gitano o con cuarterón como presidente, en fin algo inaudito. Como la casualidad siguiente puede que conforme el orden natural de las cosas: Barak Husein Obama hace el número cuadragésimo cuarto como presidente, es decir 44 y cuatro más cuatro es 8 y esto ocurrió en el 2008 al cuarto mes de entrar en la Era de Orión, la era del 8. Aunque (y aquí la adversativa adquiere todo su poder) también es posible que los directores de campaña y quienes no son los directores de campaña supieran todas estas cosas y así añadiendo casualidades y sorpresas televisivas hayan conseguido lo que realmente se proponía la aún primera potencia del mundo: acaparar toda la atención para sí. Por cierto, Obama nació el 4 del 8 de 1961 (si sumamos los números de su año de nacimiento y lo reducimos a un número natural del 0 al 9, da 8. Es decir: 1+9+6+1= 17 de donde 1+7= 8)
Y como colofón esto demuestra, Carlos París dixit, que la democracia global no existe, es decir, queda demostrado que un voto de una señora de Ohio vale mucho más que un voto de una señora de Toledo (España).
El 8 de Agosto (mes octavo) del año 2008 entramos en la Era de Orión, de hecho ese día a una determinada hora se abrió la puerta y empezamos -los del planeta tierra- a atravesar el umbral y al hacerlo fuimos abandonando la zona de la galaxia en sombra en la que nos habíamos movido los últimos 10.800 años (iniciamos este recorrido por la sombra cuando aún habitábamos las cavernas. Las pinturas de Altamira sólo tenían 1200 años aprox.). Largo tiempo según los cómputos humanos actuales.
Aquel día me enviaron un correo con mucha información de la Era de Orión: cómo habían de sobrevenir crisis con sus correspondientes catarsis, cómo la corteza de la tierra se iba a compactar de tal forma que la extracción de petróleo se iba a complicar, cómo iba a surgir un gran flujo de amor, en fin todo muy New Age, he de reconocerlo, y por tanto leí todo aquello con prejuicio, juicio, postjuicio y con el interés que me producen formas distintas de entender el mundo. Y junto a estas premoniciones que el viejo Thiresias habría tildado cuando menos de ingenuas, se adjuntaba un estudio de astronomía con los cálculos que certificaban el cambio de posición en la galaxia.
El 4 de noviembre de 2008 un tal Barak Husein Obama se convirtió en presidente electo de los Estados Unidos. Sólo diré que cuando menos es curioso que este señor sea mulato, es como si en España votáramos a un señor gitano o con cuarterón como presidente, en fin algo inaudito. Como la casualidad siguiente puede que conforme el orden natural de las cosas: Barak Husein Obama hace el número cuadragésimo cuarto como presidente, es decir 44 y cuatro más cuatro es 8 y esto ocurrió en el 2008 al cuarto mes de entrar en la Era de Orión, la era del 8. Aunque (y aquí la adversativa adquiere todo su poder) también es posible que los directores de campaña y quienes no son los directores de campaña supieran todas estas cosas y así añadiendo casualidades y sorpresas televisivas hayan conseguido lo que realmente se proponía la aún primera potencia del mundo: acaparar toda la atención para sí. Por cierto, Obama nació el 4 del 8 de 1961 (si sumamos los números de su año de nacimiento y lo reducimos a un número natural del 0 al 9, da 8. Es decir: 1+9+6+1= 17 de donde 1+7= 8)
Y como colofón esto demuestra, Carlos París dixit, que la democracia global no existe, es decir, queda demostrado que un voto de una señora de Ohio vale mucho más que un voto de una señora de Toledo (España).