Las golondrinas planean y se lanzan, estrechamente abrazadas; el agua parece una cama elástica (muy azul y muy ondulada); los hebreos gustan más de los sustantivos que de los adjetivos -mundo de la blancura-; hoy ha sido todo mucho más disciplinado y quizá por eso haya sido mejor; y además he realizado unos ejercicios de cuando era joven para superar el miedo (el miedo por ejemplo de sorprender a mi madre comiéndole la polla a un embajador uzbeko o que de repente apareciera por casa una hija nacida de la succión atormentada de mi madre y que a mí su hija -mi hermanastra- me gustara, me enamorara de ella y resultara llamarse Encina. Olmo y Encina entonces) que me da el recorrer amplias salas vacías por mucho que en las paredes de dichas salas cuadros hermosos se me presenten a la vista, así, en la absoluta soledad, ¿quién ha visitado un museo absolutamente solo?
Tuve un amigo, se llamaba Fernando Loygorri, era un buen tipo y escritor. En la época en que más nos quisimos me pidió que leyera una novela suya, creo que se llamaba Inventario y aunque no recuerdo muy bien de qué iba sí se me quedó una historia entre un poeta y una mujer de Socorro Rojo que transcurría entre las paredes del Museo del Prado, una noche, los dos solos, mediada la guerra civil española. Me pareció muy hermosa la idea y también recuerdo que me emocionó el encuentro amoroso entre esos dos personajes. Espero habérselo dicho. A los artistas les gusta que les alaben (y más cuando es con motivo).
Me gustaría pasear con mi mujer por las paredes de este museo que no es el Prado pero nada es el Prado ni siquiera el mismo Prado. Mi mujer está ahora lejos. Muy lejos. No podemos estar juntos. La añoro en estas soledades magníficas, vestidas de jardines y atardeceres con golondrinas y vencejos y aunque echo de menos a los mirlos -por su canto- he de reconocer que la golondrina tiene un vuelo de lo más esbelto.
Ahora todo está en silencio. He cumplido con honra mis tareas. El calor vuelve y tengo sueño.
Titulo ruagh porque es el término que se utiliza en la Biblia para denominar lo que se podría denominar espíritu. Porque hoy mi espíritu tiene algo de valeroso y firme. Ruagh, literalmente, quiere decir soplo. El espíritu es un soplo, un aliento, un hálito, insufla temor o valentía o recelo o lujuria o densidad o desvelo o cadencia o bramido o celo o humildad o melancolía.
La noche es muy silenciosa.
Siempre me gustó el sonido de los teclados.
Todo pasa.
Me gustaría pasear con mi mujer por las paredes de este museo que no es el Prado pero nada es el Prado ni siquiera el mismo Prado. Mi mujer está ahora lejos. Muy lejos. No podemos estar juntos. La añoro en estas soledades magníficas, vestidas de jardines y atardeceres con golondrinas y vencejos y aunque echo de menos a los mirlos -por su canto- he de reconocer que la golondrina tiene un vuelo de lo más esbelto.
Ahora todo está en silencio. He cumplido con honra mis tareas. El calor vuelve y tengo sueño.
Titulo ruagh porque es el término que se utiliza en la Biblia para denominar lo que se podría denominar espíritu. Porque hoy mi espíritu tiene algo de valeroso y firme. Ruagh, literalmente, quiere decir soplo. El espíritu es un soplo, un aliento, un hálito, insufla temor o valentía o recelo o lujuria o densidad o desvelo o cadencia o bramido o celo o humildad o melancolía.
La noche es muy silenciosa.
Siempre me gustó el sonido de los teclados.
Todo pasa.