Capítulo 27º La consecuencia es el trino

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/08/2014 a las 11:09

Vigésimo séptimo día


Autorretrato 3. Fotografía de Olmo Z. (2014)



No ha caído una gota de lluvia en todo el mes de agosto.
Desesperado ha visto al águila. Sobrevolaba y planeaba.
Urge buscar la mano. Urge el verde. Urge partir.
Desde entonces ha llegado un sabor antiguo.
La primavera.
Suenen las campanas en los pueblos.
Las gentes salgan a las calles. Haya fiestas campesinas.
Muchachas y muchachos abrazados lleguen hasta el árbol mayo.
Dejen las nutrias la ribera del río.
Se avecinen cambios en el reloj del campanario.
Se sosiega la tarde ante la nube violeta.
Se entiende el beso como un canto elevado.
Hubiera aterrizado la nieve en tus hombros.
Aturdía el valle la bandada de ánades.
Volverá a su garganta la cadencia del vals.
Se elevó el humo hasta la noche.
He visto la mordaza.
Vestirás de largo cualquier día.
Sorbió la última gota y quedo complacida.
Unimos a los niños en el corro infinito.
Sepáis sostener la dignidad en los ojos.
Se sumieron, benditos, en la alfombra los otoños.
¡Navegad, naves! ¡Rielad, rayos de luna!
La madre dice que no tiene dientes.
La abuela ríe mientras criba legumbres.
El garbanzo negro ha huido para siempre como su prima hermana la alubia de La Granja.
¡Remad, remeros, que arde Troya!
¡No toméis, Helena, la manzana de oro!
¡Déjate acariciar Cancerbero por las pezuñas de Vaca!
¡Olisquea, Lobo, sangre de Oveja!
Porque no importa que agosto haya sido seco.
Ni que se avente el trigo con monstruosas maquinarias.
Ni importa que el agua surja de un manantial sordo
Si el universo sigue tan oscuro como siempre.
¡Remad, griegos! ¡Remad en las trirremes! ¡Que no cunda el pánico ante las focas cantarinas!
¡Que nadie se quede sin su porción de ambrosía!
Vuelve Odiseo a su Ítaca de siempre y desteje Penélope su última labor.
¡Jasón, no quieras encontrar el premio! ¡Muchachos, fueron cuarenta los argonautas!
Moisés reconoce que jamás escribió un sola línea y que sus Tablas de la Ley eran una simple y mortal constitución para un Estado
¡Remad que el mar se acaba!
¡Remad si el viento amaina y si arrecia desplegad la cuadrada vela de las travesías rápidas!
Ovidio repite un título que se metamorfosea en lápida y deja quejarse en las costas de Tracia, que la vida se acaba con lamento o sin él.
Mis bellas señoritas, mis amigos, mi patria. La piel.


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