Calor

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/08/2012 a las 12:44

Fue la ola. La escapada vino después. Fue el espejismo. La lectura de los astros a lo lejos quedó para más tarde. Mucho más tarde. Dijeron que el viento ardía. Dijeron (ellas) que las faldas apenas cumplían su función de velo. Fue el tiempo detenido. Dijeron puro presente. En el embarcadero una asamblea de patos decidía la próxima ancla y el verdor de las aguas se iba diluyendo en una cosmogonía de gris que alteraba el pulso de lo más sensibles al color (a los colores de la tarde). Fue la lágrima. Dijeron recuerdos y cuando la noche se hizo manto, él condujo en silencio hacia la luz y tuvo la osadía de comparar un movimiento de la mano con el vuelo de una jabalina. Fue la ausencia y el sonido del viento en lo alto del puerto. Dijeron más que se perdió en el bosque. Allí está la encina. Allí está el lobo. Ambos guardarán las palabras y las trasmitirán a los suyos convertidas en ramas y aullidos. Fue la madrugada. Fue la sábana. Fue la chingada. Dijeron que volverían. Lo juraron. Y sonrieron.
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