La amiga te espera. Versión de Loygorri. 2020 (en base a una foto previa)
18h. 00m.
Al mirarme el dedo anular sin anillo descubro que no estoy anillada.
Si me desescamo las planta del pie en una soledad de cuarto de baño, hago un gesto feliz frente al espejo.
Vuela la mirada por los azulejos. Me siento en el borde la bañera y paso la mano por el agua que va llenando poco a poco la bañera. Me gusta que en mi cuarto de baño haya una bañera.
La perra se ha metido debajo de la cama. Sabe que pasa algo. La demostración de la energía oscura es la percepción de mi perra de sucesos extraordinarios.
La Peste. Albert Camus: Les grands malheurs sont monotones (las grandes catástrofes/desgracias son monótonas).
Estás ahí. Te siento. Sabes que estoy desnuda para ti aunque mi cuerpo ya no sea aquél de los veinte años; es mi cuerpo desnudo para ti o -ya sabes- cubierto con prendas ligeras como debería de ser la existencia. No olvides, amigo, (amigo en el sentido en que se pronunciaba este nombre común en las jarchas, en las que el amigo es el amado, el amado ausente, el amado que lucha lejos, el amado que quizá nunca vuelva) que nuestra civilización occidental -mezcla sabrosa entre lo grecolatino y lo judío- tiene un don y muchos males: el don es que nos empeñamos en la libertad del pensamiento, los males, los males son densos y hay que meditarlos. No te olvides, amigo, de volver; volver hasta mi casa; llamar a mi ventana; dejar que yo te abra y te ofrezca mi mano para que puedas atravesar el vano. No te olvides amigo que mi cuerpo es tuyo y que siento un calor constante en mis mejillas que es rubor por tu recuerdo. Vuelve a mi lecho amigo, acomódate en mi pecho mientras acaricias mis cabellos como si fuera la penúltima vez. No te olvides, amigo, que te espera tu amiga, cepillándose, arreglándose las uñas, desescamándose las plantas de los pies, haciéndose un té con hierbabuena, un té moro para recordar nuestros largos paseos en el Sáhara.
La perra se ha acercado sigilosa a mí. Quiere salir. La llevaré por el pueblo. El Templo de la Montaña quedó ayer clausurado por la Autoridad Secular vestida de Guardia Civil. No decaeremos. Hay que ventilar las casas. Hay que hacer limpiezas interiores. Son tiempos de monótonas calamidades.
Si me desescamo las planta del pie en una soledad de cuarto de baño, hago un gesto feliz frente al espejo.
Vuela la mirada por los azulejos. Me siento en el borde la bañera y paso la mano por el agua que va llenando poco a poco la bañera. Me gusta que en mi cuarto de baño haya una bañera.
La perra se ha metido debajo de la cama. Sabe que pasa algo. La demostración de la energía oscura es la percepción de mi perra de sucesos extraordinarios.
La Peste. Albert Camus: Les grands malheurs sont monotones (las grandes catástrofes/desgracias son monótonas).
Estás ahí. Te siento. Sabes que estoy desnuda para ti aunque mi cuerpo ya no sea aquél de los veinte años; es mi cuerpo desnudo para ti o -ya sabes- cubierto con prendas ligeras como debería de ser la existencia. No olvides, amigo, (amigo en el sentido en que se pronunciaba este nombre común en las jarchas, en las que el amigo es el amado, el amado ausente, el amado que lucha lejos, el amado que quizá nunca vuelva) que nuestra civilización occidental -mezcla sabrosa entre lo grecolatino y lo judío- tiene un don y muchos males: el don es que nos empeñamos en la libertad del pensamiento, los males, los males son densos y hay que meditarlos. No te olvides, amigo, de volver; volver hasta mi casa; llamar a mi ventana; dejar que yo te abra y te ofrezca mi mano para que puedas atravesar el vano. No te olvides amigo que mi cuerpo es tuyo y que siento un calor constante en mis mejillas que es rubor por tu recuerdo. Vuelve a mi lecho amigo, acomódate en mi pecho mientras acaricias mis cabellos como si fuera la penúltima vez. No te olvides, amigo, que te espera tu amiga, cepillándose, arreglándose las uñas, desescamándose las plantas de los pies, haciéndose un té con hierbabuena, un té moro para recordar nuestros largos paseos en el Sáhara.
La perra se ha acercado sigilosa a mí. Quiere salir. La llevaré por el pueblo. El Templo de la Montaña quedó ayer clausurado por la Autoridad Secular vestida de Guardia Civil. No decaeremos. Hay que ventilar las casas. Hay que hacer limpiezas interiores. Son tiempos de monótonas calamidades.