Apuntes (21)

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/03/2020 a las 14:04

Fotografía de Brett Boardman
14h. 06m.
¿Dónde, hermanos, se volvieron oscuras las almas? ¿Qué suceso? ¿Qué giro tomaron los acontecimientos para que hoy -reunidos bajo el amparo de Tarish- tengamos que preguntarnos cuál fue el inicio? Yo me veo aquí tras el ara, recordando a Aretha Franklin cantando I say a little prayer y al mismo tiempo bailándola en mi imaginación, más en mi recuerdo. Bailemos si queréis; hagamos como en nuestra baja adolescencia cuando aún la palabra guateque tenía cierto sentido; eran ya los estertores de la palabra, eran los últimos tiempos de las últimas palabras; eran los tiempos de la música soul y allí, en la baja adolescencia, una muchacha llamada Sandra de intensos ojos azules, intensos de color y tristes de gesto, se apretaba contra mi torso y yo sentía sus pechos nuevos, recién salidos a la vida y ella debía de sentir la dureza que se iba creando en mi entrepierna y desear, quizá, y quizá también temer lo que estaba por acontecer. No, mejor, lo que podría acontecer. Tardes de primavera, de los quince años. Tardes en una casa burguesa de la ciudad de Menish, ignorantes aún de que la vida tiene una zona en sombra en la que se oculta la semilla del diablo. Nuestros padres, Santos Cerdos de la Puta Parca, bien que se lo callaban y mantenían esa mirada arrobada hacia sus cachorros idéntica a la que hoy nosotros lanzamos a los nuestros, igual de padres cerdos, igual de padres hipócritas. 
Es hora de volver a la pregunta, ¿Dónde, hermanos, se volvieron oscuras nuestras almas? ¿Por qué me elegisteis a mí como Sumo Puto y me obligasteis a seguir escuchando a Etta James y su tema At last? Vosotros conocíais las obligaciones del Sumo Puto ¿Fue por eso? ¿Fue entonces cuando nos miramos y supimos que el idóneo era yo? ¡Hijas e hijos del Puto Cabrón, cómo os maldigo! Porque sabéis que cumpliré mi obligación y llegaré hasta el final y haré la elección que me pedís y esta noche, al amparo de la luna que crece, la más bella pareja de nuestra juventud será despedazada y comida por la Comunidad de los Putos Padres mientras por los baffles suena a toda pastilla Easy de los Commodores y echamos en el inocente ponche unas gotas de ácido lisérgico -fórmula secreta que habré de transmitir a mi sucesor igual que el anterior, el siempre detestado Sumo Puto Teresión, me la transmitió a mí al oído y por el oído juro que me llegaba hasta el gusto la repugnancia de su aliento- para mayor frenesí de nuestra Comunión.
Y así, vuelvo de nuevo a la pregunta, ¿Dónde, hermanos, se volvieron oscuras nuestras almas? Y a renglón seguido, harto de estos hábitos rojos y de esta tiara verde amarilla, paso a proponeros un cambio en el rito. No respondáis de inmediato. Dejemos que la decisión sea votada justo en el ocaso, una hora antes de traer hasta este ara a la pareja más bella de nuestra juventud para que sea descuartizada en vivo y comida en crudo por Nos, los Putos Padres. Mi propuesta es la siguiente: ¿Por qué no giramos la rueda del suplicio hacia los Putos Viejos y mediante su sacrificio invocamos la llegada de la Primavera comiéndonos ritualmente el símbolo del Invierno que es la vejez? Escojamos a la Vieja más bella y al Viejo más bello de entre Nos, si es que tal adjetivo se puede otorgar a quien ha participado del horror de comerse a los más jóvenes durante décadas, y arranquémosles los miembros y atravesémosles las tripas con hierros al rojo y violemos sus agujeros con punzones y degustemos sus carnes secas mientras libamos con viejos vinos criados en barricas de roble.
Por el poder que me confiere mi condición de Sumo Puto, os conmino a que en el plazo de nueve horas depositéis vuestra decisión en la urna de hierro, estando excluidos de la votación los menores de quince primaveras y los mayores de cincuenta inviernos.
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