¡Qué poco he aprendido! El tiempo endurece. Y ni tan siquiera voy a querer explicarme. Sería desnudarse en exceso. He escrito tantas frases. Han pasado tantas cosas. Me pesan tanto las decisiones que he ido tomando a lo largo de la vida. Podría esforzarme en hacer caso a los maestros budistas y hacer consciente en mí que nada me concierne, que mi samsara -la mente loca que nos ocupa el tiempo en pensamientos estúpidos- se empeña en hacerme responsable de todos y cada uno de mis actos; pero suelo hacer un examen de conciencia duro y radical de ese ser que no soy yo (porque yo no existe) y cuando llegan los momentos de la vista atrás siento una vaga sensación de estupidez, soberbia y melancolía.
Quise agradecer y me superó una de las respuestas posibles. Hubiera bailado. Hubiera cantado también.
Estas noches frías.
Desde aquí, entonces, gracias.
Quise agradecer y me superó una de las respuestas posibles. Hubiera bailado. Hubiera cantado también.
Estas noches frías.
Desde aquí, entonces, gracias.