Nativo americano
230.- Al buscar el orden se produce un desequilibrio.
231.- Me gustaría definir el orden como lo justo. Sé que sería injusto definirlo así.
232.- Un ejemplo de orden: Nunca llames a tu madre por ese nombre común. Llámala siempre por su nombre propio.
233.- Todo hombre se ve sometido a lo largo de su existencia al mismo tipo de presiones. Eso ocurre porque sus sinapsis primeras están listas para enfrentarse sólo a ésas.
234.- Deseamos la desnudez porque nos disgusta ser la piel de otro.
235.- El caballo. El jabalí. El águila. El toro. También una cabeza de chacal sobre un cuerpo humano. Órdenes en desequilibrios.
236.- Consuela tener conocimiento de grandes distancias.
237- La velocidad, en cambio, aturde.
238.- Subió tan alto que se descoyuntó la mente.
239.- Nunca me podré someter a la bajeza de aceptar un gesto inelegante. Cuando lo vivo el cuerpo se me vuelve erizo y cierro los ojillos, pequeños como cabecitas de alfiler.
240- En la risa buscamos aligerar el desorden en el que solemos vivir. Los seres ordenados -sapos, bacterias, encinas, culebras, montañas- no necesitan la risa. Tampoco la buscan.
241.- La lluvia en el pelo. La zozobra del viento. La carrera del animal. La mujer que escucha. El amigo que anima. La noche. Son lugares de orden. Son espacio/tiempos justos.
242.- Decidir implica desordenar a otros.
243.- ¡Qué poco amamos ya la lentitud! Sólo a partir de ella se podría ensayar el perdón. El perdón llevaría al orden. El orden generaría desequilibrio. El desequilibrio implicaría justicia.
244.- No puede haber perdón.
245.- Una cuerda. Un árbol desnudo. Un impala cojo. La calma en el río. Los ojos del cocodrilo.
Los aforismos que van desde el nº 230 al nº 245
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (21)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
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