Fotografía de Ernest James Bellocq
140.- Sobre Poética...
141.- Jamás el escritor escribe él. Esa característica diferencia a un escritor, a un oficiador del arte de la escritura, de un escribidor. El escribidor es él escribiendo; el escritor es demiurgo de alguien -el narrador- que quiere expresar con sintaxis algo.
142- Un escritor debe ser -para poder ser llamado escritor- demiurgo de infinitos narradores.
143.- Cervantes, por ejemplo, es demiurgo del narrador del Quijote, un tal Cide Hamete Benengeli.
144.- Al igual que el escritor es intermediario entre el narrador y la historia que escribe también lo es entre el que la lee -el lector- y a quien está realmente dirigida esa historia, al cual -en teoría literaria- se le denomina el narratario.
145.- El narrador se dirige específicamente a alguien (el narratario). El escritor no tiene destinatario. Lo escribe (lo que narra el narrador) para cualquier lector.
146.- También es estos aforismos hay un narrador. No es Fernando Loygorri quien los escribe porque ese tal Fernando Loygorri no existe. Nadie existe. Fernando Loygorri es los dedos y el cerebro que ha ocupado un narrador para poder expresar estos pensamientos cortos, a modo de enseñanzas (enseñanza en el sentido de muestrario) por si dan con el narratario que él -el narrador- anda buscando.
147.- No son juegos de la imaginación es negación del Yo.
148.- El oficio de escritor -como todo oficio en el que la sensibilidad juega un papel predominante- es descarnado y genera una esclavitud hacia un poder invisible que puede llevar incluso a la inanición o a un dolor inimaginable para cualquier persona que no tenga la sensibilidad y el sentido como principios rectores.
149.- Nunca creáis al que afirma que la creación es placer puro, encuentro con lo divino porque a lo divino se suele llegar por el infierno... si se llega.
150.- Lo que suele acontecer es que el artista queda condenado hasta la eternidad -es decir, el no-tiempo- en alguno de los nueve círculos infernales de su propia comedia.
151.- Es falso que haya un narrador omnisciente absoluto porque el narrador también tiene Sombra.
Los aforismos que van desde el nº 140 al número 151
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (14)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
141.- Jamás el escritor escribe él. Esa característica diferencia a un escritor, a un oficiador del arte de la escritura, de un escribidor. El escribidor es él escribiendo; el escritor es demiurgo de alguien -el narrador- que quiere expresar con sintaxis algo.
142- Un escritor debe ser -para poder ser llamado escritor- demiurgo de infinitos narradores.
143.- Cervantes, por ejemplo, es demiurgo del narrador del Quijote, un tal Cide Hamete Benengeli.
144.- Al igual que el escritor es intermediario entre el narrador y la historia que escribe también lo es entre el que la lee -el lector- y a quien está realmente dirigida esa historia, al cual -en teoría literaria- se le denomina el narratario.
145.- El narrador se dirige específicamente a alguien (el narratario). El escritor no tiene destinatario. Lo escribe (lo que narra el narrador) para cualquier lector.
146.- También es estos aforismos hay un narrador. No es Fernando Loygorri quien los escribe porque ese tal Fernando Loygorri no existe. Nadie existe. Fernando Loygorri es los dedos y el cerebro que ha ocupado un narrador para poder expresar estos pensamientos cortos, a modo de enseñanzas (enseñanza en el sentido de muestrario) por si dan con el narratario que él -el narrador- anda buscando.
147.- No son juegos de la imaginación es negación del Yo.
148.- El oficio de escritor -como todo oficio en el que la sensibilidad juega un papel predominante- es descarnado y genera una esclavitud hacia un poder invisible que puede llevar incluso a la inanición o a un dolor inimaginable para cualquier persona que no tenga la sensibilidad y el sentido como principios rectores.
149.- Nunca creáis al que afirma que la creación es placer puro, encuentro con lo divino porque a lo divino se suele llegar por el infierno... si se llega.
150.- Lo que suele acontecer es que el artista queda condenado hasta la eternidad -es decir, el no-tiempo- en alguno de los nueve círculos infernales de su propia comedia.
151.- Es falso que haya un narrador omnisciente absoluto porque el narrador también tiene Sombra.
Los aforismos que van desde el nº 140 al número 151
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (14)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista