Julia
Querida Julia:
El día está nublado. Anoche llovió y hacía frío. Sabes cuánto te echo de menos. A veces, pocas, escucho tu voz. A veces, pocas, miro las imágenes tuyas. Todos los días te recuerdo. Todos los días. Hace poco César me envió una canción que se llama Giulietta, muy hermosa. Como no creo en la segunda vida, ni creo en el alma, ni creo en la trascendencia, no puedo pensarte viva. Sí confío -porque no es creer, es confiar- en las energías que permanecen en el mundo aún después de que el cuerpo haya desaparecido. He llegado a pensar que eso que llamamos alma y que yo prefiero llamar lo inmaterial del ser no está dentro sino alrededor del cuerpo y lo que aún no he llegado a saber es cuál es su alcance, qué perímetro tiene, hasta dónde llega. Yo sigo sintiendo tu alma. Sigues estando cerca de mí. Un beso y un abrazo.
El día está nublado. Anoche llovió y hacía frío. Sabes cuánto te echo de menos. A veces, pocas, escucho tu voz. A veces, pocas, miro las imágenes tuyas. Todos los días te recuerdo. Todos los días. Hace poco César me envió una canción que se llama Giulietta, muy hermosa. Como no creo en la segunda vida, ni creo en el alma, ni creo en la trascendencia, no puedo pensarte viva. Sí confío -porque no es creer, es confiar- en las energías que permanecen en el mundo aún después de que el cuerpo haya desaparecido. He llegado a pensar que eso que llamamos alma y que yo prefiero llamar lo inmaterial del ser no está dentro sino alrededor del cuerpo y lo que aún no he llegado a saber es cuál es su alcance, qué perímetro tiene, hasta dónde llega. Yo sigo sintiendo tu alma. Sigues estando cerca de mí. Un beso y un abrazo.