Aunque fuera 22 en realidad. Sí noviembre. Ahora ya es 23 porque ya es de noche y son más de las doce. Sólo por eso. Si yo no tuviera reloj o si no hubiera relojes que aparecen por todas partes yo podría seguir sintiendo este instante como 22. Recuerdo de los relojes una historia de Cortázar de un hombre regalado a un reloj, luego, muchos años más tarde se utilizó ese texto para la venta de un automóvil si no me equivoco -puedo equivocarme perfectamente, me equivoco muchas veces-. Te lo digo a ti que no me conoces para que no me conozcas.El día 22 es sábado. El día ha sido luminoso, ese noviembre que quisiera ser abril. Olía bien. La luz de Madrid, la luz de esta parte del mundo es una luz que acompaña muy bien a las estaciones, las estaciones en esta provincia de España se marcan claramente por la luz. No soy muy viajado. He estado en pocas ocasiones en otras partes del mundo con mi cuerpo físico. En sueños lo recorrí entero, sobre todo en mi juventud. Recuerdo, nítidas, mis estancias en Londres, en San Francisco, en Tokio. Una vez ocurrió algo, un hecho curioso. Una conocida creyó verme en el aeropuerto de San Francisco, Me llamó haciendo aspavientos con los brazos. Yo no la contesté. Durante mucho tiempo llevó en su memoria ese momento hasta que nos volvimos a ver y me recriminó el que no la hubiera saludado. Sé que ella no llegó a creer del todo que yo nunca había estado en el aeropuerto de San Francisco.
23 de Noviembre
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/11/2008 a las 02:15
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Archivo 2008
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