1958. Sierra Maestra.
La revolución es un ciempiés imparable
En plena guerra, bajo las balas, Fidel hace la reforma agraria en la Sierra Maestra. Los campesinos reciben su primera tierra y el mismo tiempo su primer médico, su primer maestro y hasta su primer juez, que dicen que es menos peligroso que el machete para dirimir un pleito. La revolución es un ciempiés imparable
Más de diez mil soldados del ejército de Batista vienen sufriendo derrota tras derrota. El ejército rebelde es infinitamente menor y está todavía mal armado, pero lleva pueblo abajo, encima, adentro, adelante y atrás.
El futuro es ahora. Fidel lanza la ofensiva final, la invasión de punta a punta. En dos columnas, una al mando del Che Guevara, la otra al mando de Camilo Cienfuegos, ciento sesenta guerrilleros salen de las montañas a la conquista del llano.
1959. La Habana.
Cuba amanece sin Batista
Cuba amanece sin Batista
en el primer día del año. Mientras el dictador aterriza en Santo Domingo y pide refugio a su colega Trujillo, en La Habana los verdugos huyen, sálvese quien pueda, en estampida.
Earl Smith, embajador norteamericano, comprueba, horrorizado, que las calles han sido invadidas por la chusma y por unos cuantos guerrilleros sucios, peludos, descalzos, igualitos a la pandilla de Dillinguer, que bailan guaguancó marcando a tiros el compás.
Earl Smith, embajador norteamericano, comprueba, horrorizado, que las calles han sido invadidas por la chusma y por unos cuantos guerrilleros sucios, peludos, descalzos, igualitos a la pandilla de Dillinguer, que bailan guaguancó marcando a tiros el compás.
---------------------------------
Sí, sí: ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE!