En enero de 2010, M. me invitó a que fuera a L. para que me leyera mi Carta Astral. En aquel momento mi vida atravesaba uno de esos periodos sublimes, llenos de una riqueza vacía, tras una serie de sacudidas y tormentas que hacían tambalearse un día sí y otro también todo el edificio sobre el que había ido construyendo, endeblemente, mi devenir. Creo que el funambulismo vital es promotor de vida, de lo cerca que te tiene siempre de la muerte. Esto me lo dijo un día mi amigo P., aplicándoselo a su propia existencia. Decía P.: "Como estamos [los artistas] siempre en la cuerda floja, no nos podemos permitir ni enfermar". En aquel mes de enero de 2010 la cuerda sobre la que mi equilibrio se balanceaba en exceso, estaba más floja que nunca. Recuerdo que el día que fui a visitar a L., el tiempo era frío y desapacible. Estuve haciendo tiempo en un bar. Fumé un cigarrillo. Anduve por una calle larga y desangelada y a la hora fijada entré en el despacho de L. y me leyó mi carta.
Creo que alguna vez he comentado en este blog una doble tendencia en mí: la de creer y la del escepticismo. Estuve más de una hora y media con L. y hablando, en otras cosas, me hizo la siguiente pregunta: ¿Tú crees que te vas a poder mantener a flote hasta mayo del año que viene? Quedaban en ese momento 17 meses. Yo la miré, reflexioné un rato y al final le contesté que sí, que podría. Fue una afirmación absolutamente dicha en el vacío. Fue afirmación basada en la fe de que podría.
Largo sería narrar estos 17 meses -aunque muchos de mis sentimientos, pensamientos, anhelos, realidades y sueños están descritos aquí-. Los asuntos que me podían permitir vivir se pusieron muy cuesta arriba y gracias a la ayuda de mi familia y de mis amigos pude ir llegando hasta este mes de mayo.
También desde hace años suelo echarme el I'Ching. Lo hago muy de vez en cuando, tan sólo cuando siento que la situación que vivo me desborda. Un momento así me ocurrió en Noviembre de 2010. Pregunté al viejo I'Ching y me contestó que el cielo estaba preñado de agua y que en muy poco la lluvia descargaría sobre la tierra seca y florecería. Me aconsejó que no hiciera nada. Me aconsejó que esperara. Mayo aún estaba lejos.
Ha llegado mayo y ha ocurrido lo que la Carta Astral, interpretada por L., anunciaba y lo que el I'Ching escribió para mí. El cielo ha descargado y empieza a rociar mi tierra de su bendita agua. Dentro de muy poco os hablaré de la empresa que la semana que viene, junto a Marina, constituyo. Lo escrito en el cielo, se lee en la tierra.
Creo que alguna vez he comentado en este blog una doble tendencia en mí: la de creer y la del escepticismo. Estuve más de una hora y media con L. y hablando, en otras cosas, me hizo la siguiente pregunta: ¿Tú crees que te vas a poder mantener a flote hasta mayo del año que viene? Quedaban en ese momento 17 meses. Yo la miré, reflexioné un rato y al final le contesté que sí, que podría. Fue una afirmación absolutamente dicha en el vacío. Fue afirmación basada en la fe de que podría.
Largo sería narrar estos 17 meses -aunque muchos de mis sentimientos, pensamientos, anhelos, realidades y sueños están descritos aquí-. Los asuntos que me podían permitir vivir se pusieron muy cuesta arriba y gracias a la ayuda de mi familia y de mis amigos pude ir llegando hasta este mes de mayo.
También desde hace años suelo echarme el I'Ching. Lo hago muy de vez en cuando, tan sólo cuando siento que la situación que vivo me desborda. Un momento así me ocurrió en Noviembre de 2010. Pregunté al viejo I'Ching y me contestó que el cielo estaba preñado de agua y que en muy poco la lluvia descargaría sobre la tierra seca y florecería. Me aconsejó que no hiciera nada. Me aconsejó que esperara. Mayo aún estaba lejos.
Ha llegado mayo y ha ocurrido lo que la Carta Astral, interpretada por L., anunciaba y lo que el I'Ching escribió para mí. El cielo ha descargado y empieza a rociar mi tierra de su bendita agua. Dentro de muy poco os hablaré de la empresa que la semana que viene, junto a Marina, constituyo. Lo escrito en el cielo, se lee en la tierra.