10 Me acuerdo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/03/2021 a las 18:03

El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember.


Mujer tumbada. Gustav Klimmt. 1912

186
Me acuerdo de despertar a mitad de la noche con la sensación de que alguien me observa y descubrir, aterrorizado, cómo en el techo hay una trampilla semiabierta -que yo no conocía- desde donde alguien, en efecto, me observa.

187
Me acuerdo de follar con Isabel en el taller de César en la calle Amor de Dios impregnados del olor a aguarrás, blanco de España, cola de conejo y óleo.

188
Me acuerdo de unos cuadernillos de hojas satinadas en los que escribí algunos de mis mejores poemas.

189
Me acuerdo de: ¡Viento, viento del norte/ arrecia en las antenas parabólicas!

190
Me acuerdo de lo divertido que era follar entre pinturas. Es en una época en la que me he quedado sin casa y César me acoge en su taller. La habitación que me deja es el almacén de sus cuadros. Por eso Isabel y yo follamos entre pinturas y la habitación al terminar tiene un aroma que mezcla el sexo y el arte.

191
Me acuerdo de la casa de comidas La Sanabresa y lo ricas que hacían las berenjenas rebozadas.

192
Me acuerdo que en la misma calle, en la misma acera, en el portal contiguo al taller de César, había una escuela de flamenco. ¡Qué flamencas las flamencas en el bar de la esquina, a eso de las seis de la tarde, cuando César y yo bajábamos para tomarnos un café y las bailarinas hacían su receso! ¡Qué gitanos los gitanos! ¡Qué payos los payos! ¡Cuántos andares de pata! ¡Cómo las palmas de repente! ¡Cómo una guitarra de repente!

193
Me acuerdo de la amargura de un hombre sin mandíbula inferior.

194
Me acuerdo de Isabel en una casa que me habían dejado en la Calle de los Artistas, por Bravo Murillo. Es una mañana. Yo estoy escribiendo. Ella duerme en la habitación de al lado. La puerta del dormitorio comunica con la estancia donde yo escribo. En el dormitorio la luz entra por el lado izquierdo. Ella está desarropada, duerme de lado, está desnuda. Sobre su coño se posa la luz del sol.

195
Me acuerdo del accidente aéreo de Sondica.

196
Me acuerdo de llegar a una pensión en Cudillero. Estoy en la veintena. He tenido la suerte de vender unas pulseras que fabricaba con remaches y caucho (semipunkies) en una tienda de Gijón. Las he vendido todas. Con lo ganado podré vivir unos días. Me acuerdo de la pensión en Cudillero, casi en el puerto. Me duele la espalda-siempre me dolía la espalda-. Le pido a la dueña de la pensión una aspirina. Me dice con su precioso acento asturiano, Le voy a dar una aspirina fersvecente pero tenga cuidado al tomarla porque fersvecen.

197
Me acuerdo de la dueña de una taberna de Cudillero (la más cercana a la rada, a la derecha mirando de frente el mar). Era una mujer madura. Todos los días que estuve allí fui a su taberna. Cada vez que la miraba más me parecía que aquella mujer no podía ser tabernera, aquella mujer tenía que haber sido como mínimo Camille Claudel.

198
Me acuerdo del calor aplastante en los veranos que viví en la calle de Hermosilla. Hace tanto calor que a veces me saco el colchón a la azotea y duermo allí.

199
Me acuerdo de un ron blanco en la dominicana.

200
Me acuerdo de que Isabel se parecía a Elisabeth Taylor.

201
Me acuerdo de estar bailando con una mujer tan bruta que de repente me soltó mientras girábamos y acabé por los suelos, deslizándome hasta el otro lado de la pista.

202
Me acuerdo de una cena en Bagur. Fernando se ha ligado a una muchacha llamada Raquel. Yo le digo, No te preocupes, cena con ella y ya nos vemos luego. Fernando me dice, De eso nada, cenamos los tres. Cuando llega Raquel y se sienta le comenta a Fernando, ¿Qué pasa, que tienes que venir con carabina? y Fernando le responde, La carabina eres tú. La cena fue magnífica.

203
Me acuerdo del restaurante casa Anita en Cadaqués. Pocas veces he comido mejor, he bebido mejor y me he reído más.

204
Me acuerdo de ver a Cuqui tras muchos años sin saber de ella. No me reconoció. Iba por la calle con un niño en un carrito. Había adelgazado. Estaba pálida y con la mirada vítrea. Luego supe que estaba enferma, muy, muy enferma.

205
Me acuerdo del abrigo gris de Julia, mi tata.

206
Me acuerdo de mi padre saliendo del cuarto de baño tras darse su ducha de agua fría y gritando, ¡Un hombre en pelota!

207
Me acuerdo de Isidra, la modista que iba a trabajar una vez por semana a la casa de mis padres. Era, según expresión de mi tío Carlos, una real hembra. Mi padre entró en pelotas un día en la habitación donde cosía. Isidra se despidió.

208
Me acuerdo de mi padre colocando con todo el mimo del mundo el disco La Quinta sinfonía de Beethoven, editada por la Deutsche Gramophon, interpretada por la Filarmónica de Berlin bajo la dirección de Herbert von Karajan en el plato del tocadiscos. 

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