Preámbulo
Inicio estas Reflexiones para antes de morir por la sensación que tengo de que la muerte me ronda y me gustaría ordenar algunos pensamientos que me acosan, que me hacen sentir, en ocasiones, incómodo o por el contrario reflexiones que quizá puedan ayudar a aclarar algunos conceptos posmodernos que se mueven en un fárrago que hiede a manipulación.
También incido de nuevo en lo que escribo en la entradilla: las reflexiones que voy a verter serán en principio borradores o si se prefiere intuiciones que luego iré matizando, desarrollando o incluso invirtiendo si se diera el caso que al investigar una reflexión dada, las fuentes a las que acuda desdijeran o incluso negaran la reflexión de la que partían.
La forma del orden no la tengo establecida porque la idea me ha surgido esta mañana y ha surgido sobre todo porque quería trascender la serie Fantasmagorías (si clicas en el nombre irás a ella) que siento que es el germen de estas reflexiones y que a su debido tiempo explicaré el por qué de esta intuición. Por eso, y sin extenderme ahora en ello, Reflexiones para antes de morir es una deriva de Fantasmagorías.
Una última consideración: también este preámbulo puede ser mero borrador del que -no se sabe cuándo- daré por definitivo.